Cuando un bebé nace, debe enfrentarse a un cambio radical del medio en el que vive, pero trae consigo algunos reflejos que le permitirán sobrevivir y adaptarse a su nuevo entorno. Estas características del recién nacido, son reflejos innatos, los que resultan vitales para que puedan subsistir. El respirar o tragar son claves para que el bebé pueda adaptarse al nuevo entorno, la succión le permitirá alimentarse por si mismo y la prensión iniciará el vínculo con su madre.
La presencia de estos reflejos son muy importantes para un recién nacido, y es por eso que están incluidos dentro del listado de exámenes médicos que se le hacen al bebé justo después del parto. De esa forma, se podrá determinar si el pequeño se adapta correctamente a su nueva vida independiente. Gran parte de los reflejos con que nace el bebé desaparecen a las pocas semanas de vida, pero hay pequeños que continúan con éstos hasta los cuatro u ocho meses.La importancia de evaluarlos es que mediante esto, se puede determinar el desarrollo neurológico normal del recién nacido. Si un bebé recién nacido carece de alguno de ellos puede presentar problemas en el sistema nervioso.
Reflejos del recién nacido:
- Reflejo de Moro : si la cabeza del bebé cambia de posición bruscamente o cae hacia atrás, o bien se sobresalta ante un estímulo fuerte o repentino, reaccionará abriendo los brazos y piernas y extendiendo el cuello y después volviendo a juntar los brazos mientras llora desconsoladamente. El reflejo de Moro alcanza su pico máximo durante el primer mes y desaparece a partir del segundo.
- Reflejo palmar : cuando toques o acaricies a tu bebé en la palma, cerrará la mano y te agarrará inmediatamente el dedo. Durante los primeros días, sentirás que tu hijo es capaz de agarrarte la mano con mucha fuerza. Este reflejo desaparece entre los cinco y seis meses de vida de tu hijo.
- Reflejo de marcha: si tomas a tu bebé por las axilas (sosteniéndole al mismo tiempo la cabeza y dejas que las plantas de los pies toquen una superficie plana, él colocará un pie delante de otro y “caminará”. Este reflejo desaparecerá alrededor de los dos meses y volverá a aparecer a medida que el niño aprenda a caminar voluntariamente hacia el final del primer año.
- Reflejo tónico del cuello: es una de las reacciones automáticas más interesantes, también conocida como “postura de espadachín”. Te darás cuenta de que, cuando tu bebé gira la cabeza hacia un lado, estira el brazo del mismo lado, doblando el otro brazo, como si estuviera practicando esgrima. De todos modos, si no detectas este reflejo en tu bebé, no te preocupes: se trata de un reflejo muy sutil y, si tu hijo está un poco alterado o llorando, puede no manifestarse. Desaparece entre los cinco y los siete meses de edad.
- Reflejo de búsqueda: es el que le hace girar la cabeza en la dirección de la parte del cuerpo en que le acabas de tocar o acariciar la boca o la mejilla. Esto lo ayuda a encontrar el pezón para mamar. Al principio, girará la cabeza de un lado a otro buscando el pezón y luego la alejará en una longitud progresivamente decreciente. Pero, cuando tenga unas tres semanas, simplemente girará la cabeza hacia el pecho y cogerá el pezón con la boca. Este reflejo desaparece hacia los cuatro meses de vida del bebé.
- Reflejo de succión: es otro de los reflejos de supervivencia que están presentes incluso antes del nacimiento. Si te hicieron ecografías durante el embarazo, es posible que vieras a tu bebé chupándose el dedo. Después del parto, cuando le pongan un pezón o una mamadera en la boca, empezará a chupar automáticamente. El coordinar estos movimientos rítmicos de succión con la respiración y la acción de tragar, es una tarea relativamente compleja para un bebé. Por lo tanto, aunque la succión sea un acto reflejo, no todos los bebés maman eficazmente desde el principio. Con la práctica, el reflejo se acaba convirtiendo en una habilidad que llega a dominar a la perfección.