Cuando uno ya es padre, poder planificar unas vacaciones que sean en el exterior teniendo un bebé o un chiquito resulta bastante complejo. La situación se torna aún más complicada si se es padre primerizo. Acostumbrados a considerar sólo gustos personales y un presupuesto disponible, es todo un tema el darse cuenta que hay muchas más variables a considerar al momento de emprender un viaje.
En primer lugar, no se aconseja visitar grandes ciudades y mucho menos elegir destinos “exóticos” y/o aquellos que quedan en la otra parte del mundo. Este clase de viajes es mejor no realizarlos con chicos que tengan menos de 12 años de edad. Los city tours y ciertas comidas típicas de ciertos destinos no son compatibles con las rutinas de los bebés, las siestas y la alimentación de los chiquitos. Si bien los niños pequeños pueden dormirse durante el paseo, también se cansan, se aburren, se ponen molestos y se encaprichan. Al no disfrutar ellos, automáticamene nos estresamos y dejamos de disfrutar también.
Las playas tranquilas, con aguas mansas y cálidas, suele aparecer como la opción adecuada para todos. Sin tener sobresaltos, lejos de las multitudes y sin necesidad de movimientos cotidianos en toda clase de transportes, el descanso es más sencillo, divertido y seguro. La playa ofrece muchos beneficios. Por supuesto que, hay que evitar ir en los horarios en los que el sol pega fuerte, pero esta suele ser una sola contra y las ventajas son varias. El paisaje es estimulante para los más pequeños: el mar, la arena son excelentes compañeros de juego. Con supervisión constante, pueden jugar a orillas del mar, correr sin descanso, jugar a la pelota y relacionarse con otros niños. Incluso es habitual que hoteles y paradores dispongan de Clubes y personal de entretenimiento (usualmente para niños de más de 3 años), en los que un equipo cuida, y organiza juegos y actividades divertidas para los pequeños. De esta forma, los papás pueden relajarse y, descansar también.
El protector solar con factor superior a 50 es fundamental para los chicos. También, es recomendable llevar gorro, no exponerlos al sol entre las 11 y 15 horas (momento perfecto para almorzar y dormir una siesta) y vestirlos con trajes de baño de dos piezas (con remera de mangas y short o bombacha) o los que son trajes enteros que cubren parte de brazos y piernas. Incluso los hay con protección UVA.
Tanto en Brasil como en el Caribe, existen muchas propuestas de hoteles all inclusive, ideales para quienes desligarse del tema de bebidas y comidas, y no andar pensando en compras y qué cocinar para el almuerzo, cena, etc y encima luego tener que poner la mesa, levantarla y lavar platos… En los alojamientos con esta modalidad hay una variedad de platos tan amplia que es fácil encontrar opciones para los chicos, a la vez que conforman hasta a las madres más exigentes y temerosas respecto a lo que ellos comen.
Siempre es aconsejable reservar un alojamiento cerca de la playa. Así, las frecuentes e inevitables idas y vueltas en busca de mamaderas, pañales o lo que sea que requieran los niños, se harán menos engorrosas; con la ventaja de no tener que cargar gran cantidad de bártulos cada vez que se regresa a la arena. También, es imprescindible viajar con el clásico cochecito estilo paragüitas porque nunca falta un paseo por calles turísticas ni por pueblos o ciudades cercanas. Si hubiera que comprar antes de partir, lo ideal es priorizar a los más livianos que, además, se puedan cerrar y abrir fácilmente y que, al plegarse, disminuyan su tamaño de manera considerable para su trasladado.
Otro aspecto importante a considerar es que el destino de playa garantice una atención médica de suficiente calidad en el mismo lugar o a pocos kilómetros. Siempre más vale prevenir, que lamentar.
Destinos como México, por ejemplo, ofrece estadías en sitios como Playa del Carmen, Rivera Maya o Cancún y allí se pueden realizar muchas excursiones de interés cultural, histórico y natural. Las ruinas de Chichen Itzá son imperdibles aunque es mejor evitarlas con chicos menores de 6 años ya que el calor y la humedad en la región son muy intensos y no hay infraestructura (ni siquiera grandes arboledas) para protegerse del sol y recuperar energías. Tampoco son recomendables las excursiones que empiezan temprano por la mañana y terminan a última hora de la tarde, agotadoras para los más chiquitos; excepto que esté contemplado pasar tiempo en espacios donde ellos puedan descansar y tener juego libre, con sombra e instalaciones adaptables a sus necesidades básicas.
Igualmente, nada de esto implica rechazar cualquier posibilidad de conocer lugares nuevos y fascinantes, aunque no sean específicamente para chicos. Sólo es importante tomar algunos recaudos para que el programa resulte amigable para todos. Lo ideal es alquilar un auto y encarar los paseos que se deseen por cuenta propia (en los casos en que sea posible, por supuesto) y manejar los tiempos en función de las necesidades y gustos propios, sin los protocolos ni las paradas de las excursiones contratadas. Vale la pena conocer algunos parques naturales con buenas instalaciones en las que los chicos se conectan con las fauna y flora regional. En México, X-CARET y XELHA son dos opciones muy interesantes para chicos de más de 4 años.
En el caso de quienes desean viajar a Orlando e ir a DISNEY, cierto es que , si bien es un munddo ideal y fascinante para los chicos, no se aconseja ir con bebés o con chicos de menos de 4 años de edad. La razón principal es que recorrer los parques de Magic Kingdom, Universal, Epcot, etc. demandan tiempo, paciencia y son agotadores. Además, la mayoría de los juegos no son aptos para menores de 5/6 años.
Cómo transitar el viaje
Para llegar a destino hay que emprender un viaje que, con un bebe o un niño pequeño, puede ser estresante. Se hace largo cuando se requiere tomar más de un avión teniendo en cuenta además, que hay que estar en el aeropuerto unas 2 horas antes del despegue y que éstos nunca están cerca de los destinos de origen ni de llegada. Aun así vale la pena llegar incluso una hora antes de lo que generalmente se sugiere para pedir una mejor ubicación en el avión, aunque ya se haya hecho el check-in por Internet. Por otra parte, hoy los aviones cuentan, en su mayoría, con pantallas individuales con películas y programación de tevé infantiles que también ayudan a que el vuelo sea más entretenido. Revistas, cuentos y la imaginación son más herramientas útiles para tener a mano. Si además se puede viajar de noche, mucho mejor, dado que durante gran parte del trayecto los chicos estarán dormidos. En esas circunstancias, otro recurso valioso es el de elegir los asientos del centro (cuando es un avión de tres filas) ya que los de los laterales permanecen gran parte del vuelo iluminados, lo que dificulta y fastidia el sueño. Privilegiar las conexiones breves también es lo ideal.
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