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Cómo ayudar a nuestros hijos a estudiar

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Para evaluar la implicancia de los padres en los deberes de los chicos, se toman en cuenta variables como la comunicación con ellos, la supervisión de los deberes, si participaban en las actividades escolares, si leían con ellos y su actitud y expectativas hacia el rendimiento de los pequeños.

Algunas formas de participación de los padres resultan más efectivas que otras. Para conseguir que los niños tengan buenas notas, lo mejor es que los progenitores lean con ellos, les pregunten por las clases y confíen en sus capacidades. Ayudarles directamente con los deberes, sin embargo, no implica que los niños tengan mejores resultados en el colegio. Son los estudiantes con mayores dificultades educativas los que necesitan este refuerzo por parte de sus padres, pero no los demás.

El horario para ir a dormir es fundamental, los niños deben dormir un mínimo 9 horas. Si no se puede mermar la atención, motivación, humor, actitud y comportamiento de los hijos.

Antes de estudiar y hacer los deberes se sugiere que coman algo, beban algo y pasada una hora entre una actividad y otra se pongan a ello, para que sientan que empieza otro momento.

El lugar de estudio se tiene que diferenciar de los demás espacios para predisponer al niño a estudiar y facilitar la concentración. Por lo tanto, debe ser un lugar sin tele, sin play ni juegos , sin computadora, sin música, con luz adecuada, tranquilo y con mínimas distracciones. Lo ideal sería una mesa con sus cuadernos y cartuchera y nada más.

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Desde los 5 años de edad, se puede instaurar unmomento de los deberes”, que vaya incorporándose en casa de manera paulatina, en el que el niño incorpore como algo natural el tener un espacio para hacer actividades concretas (ya sea pintar, leer) que a medida que crezca se irá volviendo más complejo. Este es el cimiento de los futuros hábitos de estudio.

Los momentos de ocio también hay que planificarlos semanalmente para que sea un factor que promueva la motivación. Tanto de padres con hijos, tanto de pareja como individualmente, porque muchas veces los adultos tienden a no desconectar y terminan cansados, tensos y de mal humor, y eso afecta a la relación con los hijos y al estudio. Definir tiempo concreto frente a la tele, internet, consolas de videojuegos, etc. Y definir y aplicar las consecuencias de no respetar dichos acuerdos. Padres, mantened vuestras palabras independientemente de que os entristezca.

Es importante que los niños ayuden en casa, no pueden estar exentos por tener que hacer deberes o estudiar. Hay que definir tareas sencillas que diariamente se deberían hacer, por ejemplo: hacer su cama, recoger su ropa sucia para la colada, recoger sus libros o sus juguetes.

En cuanto a las actividades extraescolares, pueden ser muy recomendables, pero si son demasiadas pueden causar estrés a los niños e impedirles descansar como lo necesitan. Hay que valorarlo con cuidado, porque si el niño está todo el día en el cole y luego sigue con actividades extraescolares, posiblemente llegue a casa con intención de “olvidarse de todo” y no querer hacer deberes ni estudiar.

Además de un horario de hacer los deberes, es importante que haya consecuencias positivas por realizarlos (la valoración verbal y la expresión de emociones positivas de los padres siempre debe estar presente. Pero además, una hora de juego con mamá o papá, o se gana el fin de semana un desayuno con medialunas o algo que sugiera el niño, algo que sea realista y accesible para los padres. Nunca se tratará de regalos materiales o premiso excesivos (salvo excepciones). El objetivo es reforzar el esfuerzo y los resultados derivados de éste. Se pueden acordar “premios” de fin de año, que se dan sólo si se cumplen los acuerdos, ya sean: clase de windsurf en verano, o buceo, o un mp3 nuevo, o cambio de móvil, o nuevo reloj o vacaciones con algún familiar, etc. El premio debe ser realista y no se debe materializar si no se han conseguido los objetivos. El objetivo es que el niño se lo gane, para que aprenda a esforzarse, buscar, conjugar y utilizar una motivación tanto interior como exterior para sus objetivos. Durante el año escolar los refuerzos y premisos no deben sobrepasar el gran premio final.