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No son pocos los chicos que padecen de tics nerviosos. Se estima que, en nuestro país, aproximadamente 21.000 chicos de entre 6 y 12 años asisten al colegio con algún tic. Algunos, con el paso del tiempo, han logrado poder controlarlos frente a la mirada de los demás, otros no tanto. Si se tuvieran en cuenta todos los tics posibles, tanto físicos como vocales, habría que hablar de hasta un 4,5% de chicos afectados (algo así como unos 175.000 alumnos de primaria).
Entre los padres que se fueron enterando de la formación de la Asociación Argentina para el Síndrome de Tourette (AAST), como se denomina este trastorno neurobiológico que causa los tics, surgió una preocupación en común: cómo hacer que sus hijos puedan superar en la escuela los llamados de atención o las burlas de sus compañeros. Se aconseja a los maestros a que dejen que estos chicos expongan su problemática frente a sus amigos/as y, de esta manera, ayudar para evitar que los afectados sufran del tan conocido y alarmante bullying. Hay que tomar en cuenta que estos tics no son una estrategia de los chicos para llamar la atención en el aula, sino un síntoma involuntario y crónico. Realizando pequeños ajustes en el trabajo en el aula se los ayuda a rendir como el resto de la clase. Un ejemplo sería el otorgarle a un chico con Tourette unos minutos antes de presentar un trabajo práctico para que así pueda reducir la tensión o sensación de desborde que les puede disparar los tics, que pueden ser motores (levantar un hombro, sacudir la cabeza, dar golpes, hacer una mueca) o vocales (hacer ruidos con la boca o la nariz, toser, aclararse la garganta, reír, decir malas palabras, entre muchos más).Con los tics motores, estps niños/as llegan a hacer tanta fuerza para no realizarlos delante de la gente que el esfuerzo interno es igual a cuando uno quiere aguantar un estornudo o un bostezo. El 88% padece, además, el trastorno obsesivo compulsivo, el déficit de atención con hiperactividad o los trastornos de ánimo, entre otros. El cuadro no es sencillo, sino más bien bastante complejo. Lo que uno observa en estos chicos a primera vista son los tics, pero debajo se necesitan las evaluaciones y las escalas para identificar el síndrome, las comorbilidades y los recursos de cada chico para afrontarlo.Estos tics aparecen a los 5 o 6 años y merman con la edad. Si no aparecen de chicos, no aparecerán de grandes. El diagnóstico se logra con un proceso de observación y por la persistencia de los síntomas (hay que sospechar y consultar cuando los tics se mantienen o van cambiando durante un año o más). No hay muchos medicamentos y lo que se busca es bajar la ansiedad para reducir los tics. Lo que más funciona es la terapia de reversión de hábitos. El correcto manejo de estos trastornos por parte de los adultos puede ayudar a quienes los padecen a desarrollarse plenamente. En el 70% de los casos, el cuadro tiende a disminuir a los 18 años y entre un 20 o 30% de los chicos conservarán los síntomas con la misma intensidad. Algunos consejos para tratar a niños/as que sufren de AAST : - Tener paciencia : no reaccionar con enojo a los movimientos o los ruidos de los tics.
- Reducir el estrés : dejar que el alumno salga brevemente de clase para “liberarse” de los tics y no acumular tensión.
- No acosar : trabajar con las familias y los alumnos para comprender el síndrome de Tourette y evitar el bullying.
- Evitar la exposición : tratar de no hacerlo hablar delante de la clase, para leer o dar un examen oral.
- Tener consideración : dejar que el alumno con síndrome de Tourette haga los exámenes en una sala aparte.
- Adaptación : darle tiempo para que pueda copiar del pizarrón o hacer los deberes.
- Administración del tiempo : asignarle tiempo de trabajo breve, pero intenso, con interrupciones para cambiar de tareas.
- Tests frecuentes: es conveniente darle deberes cortos, pero complementarlos con pruebas o comprobaciones frecuentes.