El miedo a ser madre es uno de los fenómenos psicológicos que pasa más desapercibido, a pesar de que es experimentado por muchas mujeres. No es algo a tomarse a la ligera, porque se corresponde con la maternidad, hecho que transforma el día a día de quien va a tener un bebé y , cuyo proceso requiere de una fuerte implicación emocional.
Este tipo de miedo es relativamente frecuente en mujeres que valoran la posibilidad de quedarse embarazadas por primera vez o que ya lo están. En este último caso, el impacto emocional que supone recibir la noticia del embarazo puede llevarlas a un grave sufrimiento, incluso si ya tenían planeado concebir un bebé. La ambigüedad y la ambivalencia en los sentimientos es algo muy característico cuando el miedo a la maternidad está presente.
Algunas mujeres confunden el miedo a ser madres con el simple hecho de no desear ser madres. Debido a los rastros que deja el machismo que ha imperado durante siglos en prácticamente todas las culturas, se tiende a pasar por alto la voluntad de las mujeres en lo que respecta a su propia capacidad para concebir, dando por supuesto que la maternidad es una fase de la vida por la que deberán pasar, cuando esto no es así en absoluto. No querer tener hijos es, por supuesto, algo totalmente legítimo, y la presión social que pueda llevar a ver como un problema la negativa a tener un bebé no debería ser vista como un problema individual, sino como uno colectivo, comunitario.
Por otra parte, muchas mujeres sienten miedo al pensar en el peligro que supone el parto. Si bien afortunadamente en la mayoría de países desarrollados es posible dar a luz en unas condiciones de atención médica que aportan mucha seguridad, hay veces que no se puede contar con esta garantía (ya sea a causa del lugar en el que se vive o por otros condicionantes materiales). Por otro lado, también puede ocurrir que se sobreestime ese peligro. Además, en muchos casos se percibe un miedo doble: a que una pueda fallecer o, a que muera el bebé en nacimiento.
También, es muy frecuente que se vea la maternidad como una tarea que requiere muchas habilidades y competencias a la vez, sin dejar tiempo a “entrenarse” en ellas sin exponer al recién nacido a riesgos o peligros. El nuevo rol de madre es visto como una transformación total que requiere adoptar unos hábitos totalmente distintos, algo que no es sencillo de realizar ni de planificar. Más allá de la posible incapacidad imaginada de ser madre, también hay quien teme crear una nueva vida, ya que asume que posiblemente tendrá una existencia desdichada por el hecho de haber nacido de quien ha nacido, heredando toda una serie de problemas.
¿Cómo superar el miedo a la maternidad?
El miedo a ser madre no se basa en la falta de voluntad de serlo, sino al temor de crear grandes problemas a partir de un embarazo, a pesar de que hay algo en la maternidad que resulte seductor o incluso a pesar de querer tener un bebé. Es decir, existe una dualidad: se desea tener un hijo o hija, pero hay una serie de obstáculos que pueden dañar a la mujer que lo sufre o al bebé que está por venir, o a ambos, y que resultan casi inherentes al proceso de convertirse en mamá.
Cada caso es único, y la intensidad de este temor puede variar mucho. Para aquellas mujeres que se sientan especialmente mal con esta angustia, es recomendable acudir a un profesional de la salud mental, pero para el resto, puede ser suficiente tratando de aplicar unos principios muy básicos y sencillos que veremos a continuación.
- Informarse sobre la cobertura de nuestra obra social o prepaga: es un primer paso muy básico que puede evitar muchas preocupaciones. Ver el modo en el que los equipos médicos pueden atender a las necesidades y a los posibles problemas que surjan durante la maternidad,es un alivio. En muchas ocasiones, se prefiere no hacer esto para no tener que pensar en el embarazo (dado que produce ansiedad), pero si se sortea este primer obstáculo, buena parte del miedo se irá.
- Valorar los recursos disponibles: si existen motivos para pensar que la maternidad es materialmente inviable por falta de medio y/o recursos, es recomendable postergar el embarazo, pero para ello es importante pedir terceras opiniones, porque el miedo a la maternidad puede sesgar mucho nuestro punto de vista.
- Aprender a transformarse en madre: es cierto que cuidar de un bebé es una responsabilidad, pero no es una tarea reservada solo para una élite intelectual o física. Con el debido proceso de aprendizaje, se puede desempeñar bien este rol materno o paterno. El simple hecho de implicarse e ir aprendiendo durante los meses previos hace que nos sintamos más preparados y que el miedo a ser madre se vaya, a la vez que aumenta la autoestima.