Aunque sepamos que la inteligencia del niño no depende de sus notas, la gran mayoria de los padres nos dejamos impresionar con las calificaciones que van obteniendo en el transcurso de su etapa escolar. Una nota “10” o “Excelente” nos llena de orgullo y un reprobado o una baja calificación, nos decepciona. Es como si esa nota definiera quién es nuestro hijo y cuáles son sus capacidades.
Hay que saber que la inteligencia de un chico no se mide por un examen puntual ni por las calificaciones. Éstas son solamente una forma de medir un conocimiento. Sin embargo, no dan cuenta del esfuerzo y la dedicación que invirtió el niño en el proceso de aprendizaje. Tampoco demuestran si efectivamente el niño aprendió algo de forma consistente. Un niño con buena memoria quizás obtenga buenas calificaciones. Un niño con una inteligencia distinta a la materia en que es evaluado, puede reprobarla. Sin embargo, en la materia vinculada con su tipo de inteligencia seguramente será exitoso. Las calificaciones son mediciones en un momento, pero no dan cuenta de la inteligencia del niño ni del proceso de aprendizaje.
Por otra parte, NO existe una única inteligencia humana. En cada persona hay 8 tipos de inteligencias o habilidades cognoscitivas. Esta teoría de las inteligencias múltiples es reconocida en muchos ámbitos educativos. Hay una diversidad de inteligencias, que marcan las potencialidades, fortalezas y debilidades que tiene cada individuo y que marcarán su actuación en distintos escenarios. Esta teoría de las inteligencias múltiples permite valorar, comprender y estimular las potencialidades de cada niño, más allá de lo que pueda medir un índice de cociente intelectual. Un niño suele tener todos estos tipos de inteligencia, solo que unas son más preponderantes que otras.
Cuando un chico obtiene malas calificaciones, antes de enojarse o retarlo, hay que armarse de paciencia y de tiempo, dedicarle mucha atención, amor y contención para ayudarlo a superar las dificultades, descubrir sus talentos y estimularlos. Cada niño tiene su propio ritmo evolutivo y de aprendizaje. Hay que respetar ese ritmo, para que no se vea afectada la motivación para el aprendizaje.
Los resultados escolares no dependen exclusivamente de los maestros o demás profesionales que trabajan en la escuela. El apoyo que se le brinda en el hogar es fundamental. Hay que evitar a toda costa etiquetar a nuestro hijo/a cuando saca malas notas. Cualquier tipo de expresión, termina por estigmatizarlo y esto hace que la situación empeore. Es importante trabajar la motivación y la confianza del niño en sí mismo. La inteligencia del niño tiene un alto componente emocional que los adultos debemos alimentar.
El papel de los padres es ayudar a los niños a superar las dificultades y potenciar sus fortalezas. Más allá de que la escuela no tenga la visión para ver las capacidades en otros sentidos, es mucho lo que se puede lograr desde el hogar. Si lo estimulamos y reforzamos, el niño conseguirá todo lo que se proponga.
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