A veces los chicos pueden presentar signos a edad muy temprana, ya sea porque plantean inquietudes que parecen muy maduras para su edad o porque desarrollaron un talento deportivo o artístico. Pero eso no significa necesariamente que sean chicos con altas capacidades. Es tal el desconcierto que pueden provocar en sus padres, que muchos buscan asesoramiento en Internet.
Estos chicos, que según la Organización Mundial de la Salud son un poco más del 2% de la población mundial, suelen plantear cosas de chicos más grandes y hasta se llevan mejor con ellos. Suelen hacer preguntas que tienen que ver con conceptos abstractos, son chicos muy sensibles y, en general, tienen buena conducta en sus casas, a pesar de que a veces pueden ser hiperactivos. Pero el problema más grande que presentan estos chicos suele darse cuando comienzan la escuela. Es importante tener en cuenta esas características y, luego de asesorarse, es necesario que el chico realice un examen de coeficiente intelectual para confirmarlo. Es importante también que los padres sepan que no deben presionar a sus hijos. Si bien la inteligencia se puede “entrenar”, el coeficiente intelectual es algo con lo que se nace y no se forma con práctica.
Lo primero que notan los padres es que el comportamiento de sus hijos es muy diferente al de los demás chicos. Pueden ser muy retraídos, portarse como pequeños señores grandes o, incluso, a veces, ser muy hiperactivos. Los padres comienzan por darse cuenta de que hay una precocidad en todo. Aprenden a leer de forma independiente y ahora es muy común que quieran aprender vocabulario en inglés. Los padres suelen estar muy desorientados. No lo hablan en todos lados, porque es un tema difícil de presentar. La gente mira raro si se dice “Tengo un chico inteligente y es un problema”. No es fácil encontrar referentes y el punto justo para manejarse con un chico así.
No bien los padres notan esa diferencia en sus hijos, lo primero que deben hacer es asesorarse. Estos chicos suelen ser muy sensibles, éticos y generalmente viven en un mundo donde reina el pensamiento abstracto y la constante exploración. Es necesario contener a los padres y guiarlos en cómo actuar. A veces, como se los ve retraídos, se los diagnostica mal y les ven algo patológico cuando no existe. Y, en realidad, como viven en su mundo, a veces se confunde con un déficit de atención que no es así.
Entre las principales características de chicos con altas capacidades, están las constantes preguntas, sobre todo, acerca de conceptos abstractos. Una cosa que pasa muy seguido es que te hacen preguntas que no sabés responder. Las preguntas son constantes. Lo importante es que los padres, frente a estas inquietudes de sus hijos, por más adelantadas a su edad y extrañas que parezcan, le den una respuesta. Otra dificultad para los padres es la hiperactividad de estos chicos, consecuencia de una exploración tan ilimitada como su imaginación. Los chicos con altas capacidades no suelen mantener la atención fija en un tema en particular por mucho tiempo. Su sed de conocimiento no es fácil de saciar y mucho menos su curiosidad.
Uno de los temas que más preocupa a los padres y que a veces los desorienta con respecto a estos chicos es el establecimiento de límites. Si bien son pequeños genios, también son niños y deben entender qué está bien y qué está mal. El superdotado es muy demandante y es necesario satisfacer sus requerimientos, sobre todo en el hogar, pero la puesta de límites es importante ya que ellos [como todos] deberán ajustarse a normativas sociales, tanto en la vida como en la escuela propiamente dicha. Ponerle límites en muy difícil porque todo te lo cuestiona.