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La sola idea de imaginar que nuestros hijos puedan llegar a ser víctimas de abuso sexual nos parece aterradora y nos genera escalofríos. Es un tema del cual casi no queremos hablar. Sin embargo, es importante poder hacerlo.
- Es primordial poder fomentar un diálogo abierto con nuestros chicos sobre sexualidad, desde el mismo momento en que nacen. La información adecuada es la única herramienta y la mayor protección que les podemos dar.
- Hay que enseñarles a que sepan diferenciar entre contactos normales y afectuosos de la gente que lo rodea y el abuso sexual.
- Inculcarles que tienen potestad exclusiva sobre sus cuerpos, que sus partes privadas sólo pueden tocarlas ellos, a excepción de las personas que los cuidan y en situaciones específicas, como bañarlos, ayudarles a ir al baño o en una revisión médica.
- Explicarles que si alguien trata de tocarles el cuerpo y los hace sentir incómodos, le digan que “NO”.
- Enseñarles que el respeto hacia las personas mayores no significa que deben obedecer siempre: Si alguien lo toca de una manera que te incomoda, decirle que no lo haga, e inmediatamente contarnos al respeto porque sabremos protegerlos.
- Decirles que no hay secretos con papá y mamá.
¿Cuáles son las señales que podrían indicar abuso sexual en los niños?
- Comportamiento hipersexualizado: el niño se autoestimula de manera compulsiva, tiene una actitud seductora y erotizada. Hay que estar muy atento y saber diferenciar un comportamiento normal o distraído, como cuando el niño se toca con el control remoto mientras mira televisión, al de un comportamiento compulsivo en que el niño se toca continuamente y tiene movimientos que tú percibes como eróticos.
- Si utiliza frases inapropiadas para su edad. Si te dice: “¿Me la chupas?”, “¿Te la chupo?”, “Méteme el dedo…” etc. es una señal de alarma. El mero hecho de que nuestro hijo/a diga estas frases no significa que haya sido víctima de abuso sexual, pues podría haberlas escuchado en la tele o dichas por otras personas. Sin embargo, no hay que ignorarlas.
- Interés poco usual en todo aquello de naturaleza sexual o, lo opuesto, una evitación extrema a cualquier contenido sexual.
- Problemas para dormir o pesadillas.
- Depresión o aislamiento.
- Decir que tiene el cuerpo sucio o dañado, o tener miedo de que haya algo malo en sus genitales.
- Negarse a ir a algún lugar en particular.
- Secretividad, que se comporte muy introvertido/a
- Evidencia de abusos o molestias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías.
- Agresividad.
¿Cómo actuar ante alguna sospecha de abuso?
- Controlar tus reacciones: ante la menor sospecha o indicio de que el chico ha sido abusado sexualmente, sentirás que todo tu mundo se derrumba, vas a sentir mucho miedo y extrema ansiedad. Pero, ante una situación así. hay que controlar las reacciones y pensar que nuestra mayor responsabilidad es contener y proteger a nuestro hijo/a.
- Nunca ignorarlo: como padres es devastador recibir este mensaje, pero es importante tener siempre presente que el golpe más grande que le puede dar un padre/madre a su hijo abusado es no creerle o ignorarlo. Escucharlo atentamente y de manera tranquila, siempre atento a nuestras reacciones.
- Indagar realizando preguntas abiertas: en ocasiones, lo que podría parecer una señal de abuso no se relaciona con abusos reales, sino que el niño ha estado expuesto a material de adultos o a un comportamiento adulto no intencional. Por ejemplo, vio algún contenido pornográfico o pilló a sus padres manteniendo relaciones… Para evitar confusiones que nos lleven a conclusiones erradas, debemos hacer preguntas abiertas como: “Cuéntame, ¿qué pasó?”. Pero no hagas preguntas directas como: “¿Tal persona te tocó, te besó?”, porque son contraproducentes, ya que pueden direccionar sus respuestas, viciando la realidad de lo sucedido.
- Evitar el contacto con las personas involucradas en el hecho hasta que se clarifique.
- Hacerle saber al chico que nunca es su culpa: los niños pueden sentirse avergonzados y culpables del abuso. Déjale en claro que nada de lo sucedido es su responsabilidad.
- Llevar al niño a que le realicen un exámen médico y si el profesional lo considera necesario, a una consulta psiquiátrica.
Los casos de ciberacoso o “grooming“
El grooming (del verbo en inglés “groom”, que alude a conductas de “acercamiento o preparación para un fin determinado”) comprende todas aquellas acciones ejecutadas por adultos a través de internet para lograr, mediante la manipulación o el engaño, que menores o adolescentes realicen actos de índole sexual. Estos individuos –groomers– utilizan los chats y las redes sociales como vehículos para tomar contacto con sus víctimas. Generalmente, crean una identidad falsa y, desde ese lugar toman contacto con el menor para emprender el camino del engaño. Otras veces, el adulto se hace pasar por un adolescente y mediante mecanismos de seducción busca el intercambio de imágenes de contenido sexual, que luego son utilizadas para extorsionar a las víctimas con la amenaza de su exhibición a familiares o amigos. Con el fin de mantener un encuentro real con el menor o adolescente para concretar el abuso sexual.
Según cifras del Poder Judicial porteño, desde 2012 se abrieron más de 20.000 investigaciones por casos de pornografía infantil y grooming; lo que da, en promedio, 11 hechos por día en todo el país. En noviembre de 2013, el Congreso aprobó la Ley de grooming, que condena con prisión de 6 meses a 4 años a quien atente contra la integridad sexual de un menor.
Dónde pedir ayuda:
- Línea 102: línea de atención a Niños, Niñas y Adolescentes. Opera en 15 jurisdicciones del país.
- Línea 0800-222-1717: Programa Las Víctimas contra las Violencias. Ministerio de Justicia de la Nación.
- Línea 137: Programa Las Víctimas contra las Violencias. Brigada de atención (CABA).
- Línea 144: Violencia contra la Mujer.
- Consejo Nacional de la Mujer.
- Centros de Acceso a la Justicia (CAJ) Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Denuncias en comisarías y Comisaría de la Mujer. Fiscalías penales o Unidades fiscales específicas para delitos contra la integridad sexual. Juzgados Penales y de Familia. Asesorías: Defensoría de Menores.