Una grave crisis que atraviesan las relaciones en la era moderna es la conexión que debe existir entre hijos y padres. Es frecuente ver que la comunicación entre ambos solo se limite a asuntos rutinarios como el manejo del dinero o retos que se convierten en discursos. Para rescatar el concepto de familia, en cualquier momento, es necesario sanar la relación entre hijos y padres. Esto conlleva un esfuerzo conjunto que deben hacer los integrantes de una familia. Aunque puede parecer un reto por los frecuentes conflictos y malentendidos, es posible recuperar el respeto y el amor incondicional.
Las causas de esta situación son diferentes en cada familia, sin embargo, en la mayoría de los casos se debe a:
Para sanar la relación entre hijos y padres es necesario en primer lugar aprender a escuchar y a hablar. Sin embargo, este es un aprendizaje que deben llevar ambas partes para que el esfuerzo valga la pena y rinda frutos. Desde muy pequeños los hijos deben notar que eres una persona accesible y que deseas entablar una comunicación sana. Para ello, ilos papás deben empezar la conversación compartiendo ideas que les resulten atractivas y sin caer en el interrogatorio y, haciéndoles notar que lo que les pasa, les interesa. Para ello, se debe abandonar cualquier tipo de tarea y sentarse con ellos a escucharlos. Conviene evitar interrumpirlos y dejar que se expresen libremente.
Por otra parte, la forma en cómo reaccionan lo papás también puede estimular o frenar la comunicación con los hijos. Esta puede evidenciar si se busca discutir, si uno está a la defensiva o molesto por la situación. Expresar la opinión sin rebajar la de los chicos. De esta manera, se generará un ambiente saludable que fomente una relación unida y, lo mejor de todo, los papás estarán dando un buen ejemplo.
Este “trabajo” no tiene un solo lado, no es simplemente de los padres. Los hijos deben hacer un esfuerzo. Para eso, conviene meditar sobre las consecuencias de una relación fracturada con los padres. Tus padres son lo más importante ya que te han guiado durante el crecimiento. Una mala decisión puede causar daños que lastimen a toda la familia. Por otra parte, es importante tener la mente abierta a muchas opciones. La experiencia de los padres representa sabiduría. Escucharlos y ser honestos es la mejor manera de aprovecharla. Por último, es necesario recordar que los papás no son perfectos. Esta premisa debe llevar a los hijos a tener la capacidad de perdonarlos diariamente, considerar sus errores y tenerles paciencia.
Sanar la relación entre hijos y padres es lo que la sociedad moderna necesita para tener éxito. La importancia de este hecho es evitar vivir con resentimientos y rencores que hacen daño tanto a la salud emocional como a la física. De parte de ambos, sentirse parte de la familia debe ser lo más importante en todo momento.
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