¿Cómo hago para que disminuyan los celos entre hermanos?

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Más de una vez hemos escuchado la frase “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera…” del popular Martín Fierro, y quienes hemos tenido hermanos, hasta hemos crecido en nuestros hogares con padres repitiendola cada vez que surgía una pelea o discusión. Sin embargo, ser hermanos o hermanas no significa ser cómplices en todo ni mejores amigos de por vida (si bien en el deso de todo padre).

Como toda relación, la hermandad es una construcción que lleva tiempo y que depende de la habilidad que cada madre y padre desarrolle para atender las necesidades particulares de sus hijos sin rotularlos ni etiquetarlos. Es entonces cuando aparece la tentación de definir a uno por oposición al otro cuando, sin querer “queriendo” decimos en voz alta y delante de ellos : “ella es tan prolija y él es un caos, deja todo desordenado” o ” el mayor siempre fue ttranquilo y aplicado en el colegio, y el más chico es lo opuesto, inquieto, revoltoso …” etc, etc. Este tipo de comparaciones jamás son para bien de nuestros hijos/as, nunca aportan, no suman, sino todo lo contrario. Como papás, tenemos que ser conscientes de que tenemos en nuestras manos la capacidad que puede ayudar a fortalecer o debilitar la relación entre hermanos.

En lo que respecta al tema puntual de los celos, éstos son instintivos y surgen incitándonos a hacer algo para defendernos de la amenaza de perder el amor de nuestro ser amado. A los celos no hay que tratarlos, ya que no son una patología o algo negativo en sí mismo. Lo que debemos hacer es intentar de comprenderlos y aceptarlos, aunque muchas veces no podamos parar una pelea o discusión o sentir que fuimos escuchados como nos hubiera gustado.

Cuanto menor es la diferencia de edad más grandes parecerían ser los celos. Esto es cierto, porque un niño de apenas 6 meses y otro de 1 año y medio necesitan casi las mismas cosas: Tomar la leche (sea del pecho materno o en mamadera),  dormir cerca de los papás para sentirse protegidos, que les den besos y mimos y que les hagan upa cada vez que lo piden. Si pensamos en diferencias de más de 5 años, es muy probable que quien tenga 7 años no quiera que lo traten como “bebé”, pero de todas formas, esto no quita que luchará por recuperar atención, las horas de juego, lecturas de cuento, paseos exclusivos donde sea el único/a protagonista y no tenga “competencia” alguna.

Si bien los hermanos mayores conocen la vida sin los hermanos menores, esto no implica que su llegada tenga que desatar un caos en el hogar, o en todo caso, que los celos siempre provengan del hermano mayor hacia el menor. Muchas veces ocurre al revés, y sobre todo cuando los más chiquitos empiezan a crecer y se transforman en pequeños pares que quieren los mismos derechos y posibilidades que sus hermanos mayores. En todos los casos, lo que realmente se pone en juego es como si fuera una “pelea territorial”, las delimitaciones de su privacidad, y el lugar que ocupan dentro del sistema familiar. Los hermanos/as  son el canal más simple para canalizar enojos, tristezas o cualquier sentimiento que estén atravesando, tenga o no que ver con el vínculo de hermandad.

Entre las situaciones más comunes de celos entre hermanos/as tenemos :

  • Querer imitarlo/a en todo
  • Enfrentarse verbal o físicamente
  • Somatizar su enojo y enfermarse más seguido
  • Llamar la atención exagerando algún síntoma
  • Relucir con énfasis los méritos logrados

¿Cómo hago para que disminuyan los celos entre hermanos?

En este escenario, la posibilidad de ser “equitativos” es casi improbable  si lo consideramos equivalente a la idea de igualdad. No somos los mismos con cada uno de nuestros hijos/as y esto es bueno que así sea porque caso contrario, estamos perdiendo de vista las necesidades particulares, gustos, personalidades y singularidades de cada uno/a.

De cualquier forma, hay prácticas súper útiles para colaborar en la relación entre hermanos que sirven, principalmente,  para aprender a no obstaculizar el vínculo.

  • No compararlos. No sacar conclusiones sobre sus virtudes o defectos (y si hubiera mejor que no lleguen a sus oídos)
  • No interceder apenas empieza el conflicto. Muchas veces ellos mismos lo resuelven si damos un tiempo.
  • Buscar acuerdos, ya sea de tiempo, de compartir un juguete, de cambiar de actividad.
  • Demostrarles que pelear no va a llevarlos a llamar más la atención porque no vamos a ubicarlos como víctimas o culpables, ni malos ni buenos. Muchas veces, aunque sepamos quien fue, más que nada cuando son muy pequeños, mejor es hablar en plural para que noten que ninguno de los dos saldrá ganando con la pelea.
  • Hablar del tema de los celos con ellos, que sepan que lo que les pasa es normal, que no tienen que sentirse culpablespor no poder evitarlos. Probablemente cuando se sientan comprendidos,el miedo de perder nuestro amor disminuya, y así también la peleas que originan los celos cotidianos.
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