Cuantas veces nos hemos despertado en la mitad de la noche con el llanto de nuestro hijo, o su presencia al borde de nuestra cama, o directamente se nos ha subido a la misma para acostarse y conciliar el sueño en el medio nuestro y del papá. Para muchos padres, con chicos de hasta 3 o 4 años, el dormir tranquilos y sin interrupciones es una tarea complicada, para otros se tornó algo imposible y las pocas veces que lo logran, les parece un milagro.
La realidad es que entre el 20 y 30% de los chicos, de entre 1 y 4 años tienen dificultad pra poder dormir solos o se despiertan a mitad de la noche , lloran o se pasan a la cama de los papás. Hay que citar esa frase legendaria que reza : “Un bebé que no duerme es un reproche a sus padres”. Muchos padres siguen contribuyendo a que esta frase mantenga su vigencia. Muchos papás aceptan sin chistar y porque lo consideran una conducta relativamente normal, que un recién nacido se despierte llorando en la noche. ya entre los 3 o meses el deseo de esos papás es que su bebé duerma la noche entera. Cuando no lo logran, por estar tan cansados y ansiosos, es cuando toman decisiones equivocadas. Entre los 6 y 9 meses suelen aparecer los inconvenientes a la hora de acostarse y éstos se relacionan con la llamada angustia del octavo mes, con a dentición y los cambios en el horario de la familia. En los chicos se perpetúa la necesidad de conciliar el sueño junto a sus padres.
Los adultos podemos despertarnos y levantarnos varias veces durante la noche, pero a diferencia de los chicos, sabemos volver a conciliar el sueño solos y esto es porque hemos ya adquirido la capacidad para autorrelajarnos. Los chicos no se duermen rápido y es por eso que buscan la ayuda de los papás, quienes les ofrecen el chupete, mamadera, les hacen upa, los terminan pasando a sus camas… si nada parece funcionar.
De esta forma, adoptan estos comportamientos como parte del sueño y de la lógica exterior y es por ello que, el problema no es que se despierten, sino que logren volver a dormirse solos. Los padres tomarán actitudes poco ortodoxas, como dormirlos en brazos o pasearlos en cochecito, que si dan resultado positivo, serán utilizadas casi permanentemente, provocando un patrón de comportamiento para el sueño difícil de corregir en el futuro . Se comienza a entrar de a a poco en un círculo vicioso en el que la única salida parece ser que el chico duerma junto a los papás. Lo que desconocen es que mientras menos independencia para dormir tengan, más dependientes de ellos se volverán y más les costará no contar físicamente con ellos para conciliar el sueño.
En cada familia el sueño funciona de diferente manera. Hay chicos que duermen períodos cortos día y noche, y otros que lo hacen durante toda la noche y muy poco o nada durante el día. Generalizando, en todos los bebés los patrones de sueño y despertar aumentan de 3 o 5 hs.cuando son recién nacidos, a 7 o 10 hs. a los 5 meses. Cuando se sincroniza el ritmo del ciclo de sueño y despertar del bebé con la rutina familiar diaria se evitan problemas de sueño.Reconocer de antemano cuándo el bebé tiene sueño permite asimilarlos al funcionamiento de la familia. En cambio no reconocerlos, provocará interacciones insuficientes entre padres y bebé y la desestabilización de estos ritmos.
Los padres deberán aprender a seguir un horario consistente durante el día, repitiéndolo semana a semana y responder adecuadamente a las señales de sus bebés. Las variaciones que tiene cada chico en cuanto a dormir y su hora de levantarse no pueden calificarse como normales o anormales ya que cada chico es diferente. El horario se transforma en un problema cuando el mismo es diferente al que quieren los papás. Hay que buscar la adaptación del bebé con la familia. Y es también lógico que los padres de recién nacidos se adapten a los patrones de sueño de este hijo. Aunque siempre que sepan impedir que estos hábitos se prolonguen hasta el año.
El sueño es un aprendizaje que puede llevar tiempo y parecer difícil. Los bebés pueden tranquilamente aprender a dormir solos. Al igual que lo es el aprender a caminar, a tomar cosas con sus manos, a decir las primeras palabras, los hábitos del sueño se adquieren con un aprendizaje tolerante y con paciencia, no con pautas que sean rígidas.