A medida que los chicos van creciendo es importante poder ir dandoles un espacio en el cual ellos puedan ir desarrollandose. Crear responsabilidades tiene que ver con esos primeros pasos hacia la independencia y los papás somos los que tenemos que ir abriendoles ese camino. Al crear pequeñas responsabilidades como por ejemplo : que empiecen a bañarse solos, a vestirse solos, a ordenar su cuarto o guardar sus juguetes, a hacer sus camas, lavar cierta vajilla de plástico, los papás estamos colaborando en el proceso de desarrollo de la autonomía personal del nene/a y que, al igual que los adultos, ellos también tengan un rol para cumplir en la casa.
Si nunca se le brinda al chico/a la posibilidad de valerse por sus propios medios, luego tampoco se podrá esperar que lo hagan en forma inmediata, de un día para otro. Generar responsabilidades en los más pequeños es un proceso y como tal, hay que ir paso a paso y el adulto tiene que acompañar y orientar a los integrantes más pequeños del grupo familiar.
Muchos son los papás que creen que frustrarán a los hijos si les dan responsabilidades y no está mal brindarles protección y contención pero, la realidad es que, justamente para evitar que en el futuro sufran y se frustren, hay que ir enfrentandolos de manera gradual con la realidad. Y, si bien las intenciones siempre son buenas, cuando los padres ponen una barrera protectora para con sus hijos, en realidad lo que hacen es impedirles vivir una experiencia duradera y privarlos de su capacidad de encontrar referencias provechosas. Por más que, como padres, siempre intentemos y busquemos evitarles sufrimiento a nuestos hijos, la realidad es que no siempre estaremos a su lado cuando vayan creciendo y adquiriendo sus propias experiencias, entonces es conveniente ir “entrenandolos” desde que son pequeños para que en el futuro puedan enfrentar el mundo con mayor seguridad y mejores armas.
Los chicos son observadores y aprenden con rapidez y facilidad. Al invitarlos a participar en las rutinas diarias del hogar, de a poco ellos mismos se van acostumbrando y terminarán haciendo esas tareas que pueden (todo de acuerdo a la edad, por supuesto), solos y sin ayuda. Los chicos tienen que colaborar en el hogar porque son parte del grupo familiar y viven en el mismo lugar.
A partir de los 2 o 3 años se les puede empezar a enseñar a través de actividades lúdicas como son los juegos. El juego en sí es un medio a través del cuel podemos hacer que el nene/a cumpla ciertas consignas que luego con el tiempo ya podrán entender y razonar. Eso sí, si la familia es numerosa, está bien pedir ayuda al hermano mayor, pero esto no significa que, como padres, termines delegando nuestras responsabilidades en el hijo mayor. También, en muchos casos se les suele ofrecer dinero a los chicos a cambio de que realicen ciertas tareas. Esto es bueno para enseñarles a aprender a administrar, pero es una cuestión totalmente independiente a colaborar en las tareas de la casa. Sino, el nene/a siempre esperará que se le brinde algo, a cambio de hacer ciertas cosas y los que se debe fomentar es el sentido de la colaboración y no el interés en ella.
Es importante tomar en cuenta y analizar que a los chicos a los que se les brinda todo en bandeja, todo servido, sin esfuerzo en lo más mínimo, sobreprotegidos y consentidos, criados como en una jaula de cristal, cuando se conviertan en adolescentes y adultos vivirán con angustia las responsabilidades que no puedan eludir o peor aún, que no quieran asumirlas y busquen evitarlas.