Cuando se trata de la pérdida de un embarazo, contarle la situación a nuestro hijo es algo muy triste y doloroso. Para la mamá además es difícil ya que quien también deberá transitar y superar esa gran pérdida.
Cuando se trata de la muerte, si a nosotros como adultos nos cuesta aceptarla como parte de la vida, para un niño la muerte es algo lejano y no logran comprenderla. Los chicos no suelen pensar y reaccionar de la misma forma frente al sufrimiento. Cada chico tiene una manera diferente de recibir la noticia de la pérdida de un ser querido.
Nadie mejor que la propia madre y/o padre para entender a su hijo/a pero, frente a ciertas noticias, muchas veces la incertidumbre nos invade porque no sabemos si es necesario hablar del tema, cuándo sería el momento más indicado y cómo iniciar este tipo de charlas.
En principio, mucho depende de cuántos meses de embarazo se alcanzó a tener, ya que eso influirá en cómo los hijos han asimilado la llegada de un nuevo integrante de la familia. Puede que un chiquito no logre comprender todo lo que le digas, pero de seguro es capaz de absorber los sentimientos de los padres, en especial los de la madre. Por esta razón, es importante siempre reafirmarles que todo va a salir bien, brindarles seguridad y contención.
Los sentimientos de dolor y pérdida de un ser querido son nuevos para el pequeño y pueden generar algunos comportamientos que sorprendan. Es común que el pequeño no quiera despegarse del lado de la mamá. También es posible que tenga algún retroceso en cuestiones como: haber dejado el chupete y que lo vuelva a agarrar (lo mismo con la mamadera), hacerse el bebé al hablar, no ir al baño solo o no tener control de esfínteres cuando hacía tiempo que ya había dejado los pañales.
La realidad es que los chicos perciben todo en su entorno, y también tienen que lidiar con sus propias emociones. Algunas posibles reacciones son: bronca, ira, enojo, culpa, tristeza, berrinches, etc. También es probable que se ponga rebelde con los papás o con otros adultos. Es normal que canalice de esta forma su pérdida o que absorba la tensión familiar que se vive en el hogar. Lo importante es tenerles paciencia y saber que todo proceso lleva su tiempo. Cada pequeño tiene sus tiempos de “digerir” cierta información pero que luego todo volverá a la normalidad.
Es necesario hablar del tema. Si se trata de evadir, el niño puede terminar creyendo que él hizo algo que afectó al bebé. Podemos hasta hacerle una tarjeta, un dibujo, alguna artesanía, a modo de “despedida” y como medio para canalizar los sentimientos que el niño pueda tener para con quien iba a ser su hermanito/a.
Siempre hay que responder a todas las interrogantes que puedan surgir, como “¿dónde está el bebé?” o “¿cuándo volverá?” La curiosidad es algo normal, hay que evitar los silencios al respecto y contestar de forma simple. Algo que puede servir es leerle algún cuento para niños que hable de la pérdida de una mascota, o algún ser querido.
Hay que tomar en cuenta que un niño no puede comprenderlo todo, así que no hay que darle información en exceso. Es más sencillo contarle lo que pasó de un modo fácil de entender para ellos. Si tiene menos de 5 años, según algunos psicólogos, no tiene noción de la muerte ni del dolor. Asíque, para estos casos, se pueden usar expresiones aún más simples, como las que aparecen en algunos cuento.
No conviene usar eufemismos. Decirles “descansa en paz” no lo va a ayudar a entender. Como los chicos son literales, si les decimos que está durmiendo o que se ha ido, puede que le generemos temor para irse a acostar o que crea que cuando los papás salen pueden no volver más.
Un enfoque religioso también puede ayudarte a darle un consuelo. Es importante pensar cómo explicarles algunos conceptos para que no se confundan. Por ejemplo, si les dices que el bebé se fue con Dios, podría generar pensamientos negativos, de enojo o frustración.
No hay que mostrarse fríos, hay que expresar nuestros sentimientos.P ara poder sanar, es necesario expresar el dolor. Contarles que los papás también lloran cuando están tristes.