Las tecnologías revolucionaron la manera de aprender de los chicos. Internet, facebook, instagram, whatsapp y demás redes sociales modificaron para siempre a nuestros hijos. Hoy, los chicos leen de manera diferente, tienen una mayor memoria visual y, si bien los que forman parte de esta nueva generación pueden hacer varias cosas a la vez, tienen una capacidad de atención limitada.
Los denominados “nativos digitales” son los niños que hoy tienen entre 5 y 15 años. Se trata de la primera generación que ha crecido inmersa en nuevas tecnologías. Con nuevas nociones de tiempo y espacio; privilegiando siempre la velocidad. Cuentan con nuevos modos de comunicarse y relacionarse, ya sea a través del Chat, los mensajes de texto y fotolog. Esto produce un cambio en las formas de acercamiento a los objetos: a través de mediaciones tecnológicas; con un uso personalizado, independiente y activo de la tecnología. Así, se genera un cambio en la manera de procesar la información, se pasa de un pensamiento secuencia a un pensamiento en red. Las diferentes tecnologías no se excluyen, sino que se consumen en simultáneo.
El Multitasking define a la nueva generación. La generación M desarrolla una nueva subjetividad organizada por lo rápido e instantáneo, con una mayor participación en mantener contactos virtuales y en formar parte de las redes sociales.
No hace falta tener hijos en edad escolar para darse cuena de que los chicos de hoy no funcionan como lo hicimos nosotros, sus antecesores. En vez de jugar al yo-yo, los nativos digitales prefieren sus celulares, sus tablets, conectarse a las redes sociales y pasar horas frente a todo tipo de pantallas. Entre lo físico y lo virtual, para ellos no hay mucha diferencia, y el manejo que hacen de las interfases a través de los aparatos que los rodean les permite desarrollar un nuevo lenguaje. Hipertextuales y visuales, tienen una forma diferente de procesar la información. Nacieron con el mouse como sexto pulgar, rodeados de fotos virtuales y de aparatos digitales y no se imaginan vivir sin celular en mano. Todo esto ha generado facilidades cerebrales que los adultos de hoy no tenemos. Como contra, nosotros los adultos tenemos otras habilidades que ellos no han desarrollado. Fundamentalmente, las que tienen que ver con la comunicación cara a cara. Este cambio en las redes cognitivas ya se hizo evidente en los resultados de algunos estudios, vinculados a prácticas tan cotidianas como la lectura. Los chicos de hoy no leen de la misma manera que nosotros : mientras que nuestros ojos siguen el texto en forma de una Z (de izquierda a derecha, para bajar en diagonal al próximo renglón y de nuevo de izquierda a derecha), ellos lo hacen en la misma forma que un escáner : en forma de F.
Estos descubrimientos están jaqueando a la educación – vertical y de enciclopedia – tal como la conocemos. Los alumnos de hoy están profundamente atravesados por la tecnología y, si no lo reconocemos, las prácticas educativas seguirán trayendo dispersión, fragilidad de comprensión y poca o mala enseñanza. Parte del cambio que en el futuro cercano tendrá que encarar la educación tiene que ver con la inclusión definitiva de las tecnologías de información y de comunicación en las aulas (TIC), algo que todavía genera inquietud : algunos docentes son digitales-resistentes y sienten que usar las tecnologías los pone en inferioridad de condiciones respecto de sus alumnos. Otros creen que son banales, que fomentan la distracción o las responsabilidades de las faltas de ortografía.
En términos básicos, todos nacemos con una red de conexiones nerviosas, similar a un árbol lleno de ramificaciones. A partir del 1er año de vida, y hasta alrededor de los 20 años, los estímulos externos (todo lo que hacemos y vivimos) fortifican algunas de esas ramas y dejan obsoletas a otras, en un proceso que se denomina “poda sináptica”. Creamos, a cada paso que damos, nuestro propio mapa neurológico. Además del cambio en los procesos de lectura, fue comprobado que 20 horas jugando a un videojuego, le cambian al niño las conexiones sinápticas de la corteza visual. Ese cambio logró una mayor capacidad de memoria visual. Y, si bien el nativo digital puede hacer varias cosas a la vez, su capacidad se ve limitada cuando se le encarga la resolución de un problema que requiere una atención prolongada y sostenida. El cerebro de las nuevas generaciones no es diferente, es el mismo y está formateado para el Paleolítico. El objetivo del sistema nervioso central es el mismo desde hace millones de años, sólo que lo que hacen con él es estructuralmente diferente a lo que hicimos nosotros.
Dentro de un futuro no muy lejano las tecnologías de información y comunicación (TIC) desembarcarán definitivamente en las escuelas. Cuando esto suceda, las aulas serán completamente diferentes a aquella en la que los inmigrantes digitales hemos aprendido. No sólo estarán diseñadas bajo conceptos sustentables sino que habrá una profusión de pantallas y dispositivos. Serán espacios más abiertos en los que los chicos se podrán levantar de sus bancos y moverse para buscar información. Esto supondrá un cambio radical en la organización tradicional de la clase. Hoy se sabe que los chicos en desarrollo no pueden estar mucho tiempo quietos. Los contenidos de enseñanza también cambiarán. Por un lado, estará el “tradicional” que incluirá escritura, matemática, y todo lo del pasado, y un contenido “futuro” que incluirá desde conocimientos de robótica y hasta ética, política y lenguaje, entre otros.
La transición hacia un nuevo paradigma está comenzando. Los docentes, en su mayoría inmigrantes tecnológicos, están cambiando su mirada hacia las TIC y descubriendo su riqueza como herramienta: material con animación, aplicaciones, mapas virtuales, el acceso virtual a los grandes museos del mundo o la posibilidad de acceder a los diarios del mundo para así tener diferentes perspectivas sobre un mismo tema. Tras consensuar un encuadre con todos los sectores involucrados, las propuestas educativas para los nativos digitales podrán ser diseñadas emulando los juegos en red, como la Nintendo o la Playstation. Frente a la enseñanza tradicional basada en lo memorístico, los juegos proponen negociación, asumir roles, pensar en términos estratégicos y generar acciones.
Hoy, el mayor reto para todos será comprender que el modelo de educación vertical no va más y que estamos frente a un paradigma completamente distinto, uno donde la clave es juntarse, armar grupos, participar de charlas con pares, conectarse con expertos, discutir y desarrollar visión crítica. El conocimiento deberá ser concebido como construcción horizontal, polifónica y en red.