Mucho se ha estudiado acerca del rol del pediatra en la crianza de los niños. Las mejores respuestas las podrán brindar los padres y las familias, quienes mejor conocen si el acompañamiento del pediatra es o ha sido satisfactorio, así como su rol en la crianza.
El nacimiento de un hijo requiere del acompañamiento de un número importante de personas, pero más allá de que sean muchos o pocos, lo importante es que su ayuda y acompañamiento sea agradable, con contención y en un marco de confianza. Así, tías, tíos, abuelas y abuelos muchas veces se pueden disputar la tarea de estar disponibles. Sin embargo, los tiempos actuales algo vertiginosos a veces lo impiden.
La crianza de un hijo no es tarea fácil y, en general, depende de las experiencias previas vividas, de la existencia de niños pequeños en la familia y de los modos de vinculación. Contar con el apoyo de gente querida es esencial. También, lo es contar con la ayuda de un profesional que supervise la salud del niño y que, de un modo amable, responda las dudas e inquietudes que pueden ir surgiendo en el camino. Así, el rol del pediatra en la crianza adquiere un papel fundamental.
Los padres son, en general, quiénes le ponen los límites a los hijos, pero ¿qué ocurre cuando ese trance lo realiza el pediatra? En rigor de verdad no debería pasar nada malo si el pediatra coloca un límite, ya que, al igual que los límites que ponen los padres – si los mismos se establecen desde el amor y de un modo amable – brindan un efecto positivo. La diferencia es que los límites que ponen los padres lo hacen en un niño que aún no es autónomo y que debe recibir la orientación amorosa de sus padres. En cambio, los pediatras, al colocar un límite a los padres, lo están realizando en una persona adulta con todo lo que esto implica. Desde la Oficina de UNICEF, se ha descrito en extenso la importancia de la puesta de límites en la infancia. En este sentido, la puesta de límites a los padres por parte del pediatra no sería el mejor término. Sin embargo, busca hacer una analogía con la importancia de una puesta de límites firme pero amable, sin perder de vista que los interlocutores en este caso son personas adultas.
En conclusión:
- Contar con un profesional sanitario, ya sea el pediatra o el médico de familia, representa un elemento fundamental para la crianza de un niño.
- Acceder a la información en salud y comprenderla es esencial y, por ende, también lo es que el profesional la suministre en un lenguaje sencillo y comprensible.
- Estar disponible para cuidar la salud del niño y para responder dudas e inquietudes de los padres.
- Los padres no deben tener temor de plantear dudas, así como la disconformidad con algunas indicaciones, en ocasiones.
- Finalmente, promover un encuentro saludable entre el pediatra, el niño y la familia representa una tarea de importancia que, sin duda, contribuirá favorablemente en la salud infantil.