La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la menopausia como “el cese permanente de la menstruación, determinado de manera retrospectiva, después de 12 meses consecutivos de amenorrea, sin causas patológicas”. Pero eso no deja de ser una definición. La menopausia es un periodo de transición, en la vida de toda mujer, con una serie de cambios físicos y emocionales.
La frase que puso de moda el célebre grupo de amigas de la serie “Sex in NY City” es cada vez más cierta : “los 40 son los nuevos 30” y los 50 los nuevos 40 y así sucesivamente… Este cambio también ha implicado un cambio en nuestra manera de entender el periodo de la menopausia. El grupo de población femenino nacido entre finales de los años 50 y principios de los 70 son un grupo al que le ha tocado lidiar con un importante cambio en el rol de la mujer en nuestra sociedad. Entre otras cosas, les ha tocado integrar a la mujer dentro del ámbito laboral y hacer este cambio compatible, en la mayoría de los casos, con cuidar a la familia e hijos y convivir con una sociedad muy exigente en cuanto a criterios estéticos y de belleza, sin morir en el intento. Todo lo anterior ha hecho plantearse a las mujeres un cambio de actitud frente a la menopausia, un periodo de la vida que le llega a todas.
En nuestra sociedad este periodo ha sido un verdadero tabú, incluso más que el sexo. La generación de nuestras madres apenas habla de la menopausia, incluso es frecuente asegurar que no han tenido ningún síntoma. No obstante, hoy día sabemos que el 80% de las mujeres padecerán los conocidos y molestos sofocos, la incontinencia urinaria, el aumento de peso, o el insomnio, entre otros. En la actualidad, cuando llega la menopausia a las mujeres les queda aún un elevado número de años por vivir, ya que hay que tener en cuenta que la esperanza de vida del sexo femenino en nuestro país es de 80 años (y subiendo). Es más, según muchos expertos, la edad situada entre los 45 y 50 años (a la que suele producirse la menopausia) puede ser un buen momento desde el punto de vista profesional, anímico e incluso económico.
Una parte importante del cambio de actitud ante esta etapa es que, en la actualidad, los conocimientos médicos son mayores que los que había en generaciones anteriores. Hoy tenemos claro que la menopausia no es una enfermedad, pero sabemos que hay enfermedades que se asocian con este periodo de la vida como la osteoporosis, el alzheimer, el cáncer de mama o las enfermedades cardiovasculares. Como es lógico, es fundamental contactar con un especialista que podrá aconsejar y prescribir tratamiento sustitutivo hormonal o suplementos de calcio, etc, cuando esté indicado. Hay que continuar realizando revisiones ginecológicas. Además, los profesionales también pueden ayudar a lidiar con los síntomas más habituales cuando sean molestos. Está demostrado que llevar unos hábitos saludables con una alimentación sana, como por ejemplo la dieta mediterránea, practicar ejercicio moderado e hidratarse, pueden paliar en gran medida los molestos síntomas que acompañan este periodo así como mejorar nuestra salud en general. No hay que olvidar que muchas mujeres se ven afectadas por problemas en la sexualidad durante este periodo. La sequedad vaginal, la pérdida de tono y la disminución de la libido se pueden paliar. Este proceso es absolutamente normal, les pasa a todas. Y no estamos solas: pedir apoyo a la pareja, la familia o las amigas no es debilidad ni molestar. Hablar y compartir nos libra de muchas angustias y enfermedades.