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No son pocos los que suelen preguntarse cómo el trabajo de los padres afecta en el desarrollo de sus hijos. O, más bien, si ese tiempo que pasan fuera del hogar influye mucho en su conducta y comportamiento. Es que prácticamente a todos, más que nada a quienes tienen un trabajo en relación dependencia, les ha pasado tener que faltar a la obra de fin de año, a reuniones de padres informativas, a algún acto escolar o a la despedida de esa excursión en la que los padres tampoco llegan por trabajar hasta tarde, o al menos, hasta después del horario de jornada escolar.

Pasamos aproximadamente unas 8 horas (algo menos si gozamos de reducción de jornada) en una oficina dando lo mejor de nosotros, ya sea por nuestra pasión profesional o por necesidad laboral y, al llegar a nuestra casa, nos esperan un montón de cosas que hacer entre las cuales, por supuesto, la más importante es la de pasar un rato con nuestro hijo/a (ni hablar si tenemos más de uno) y, descubrir cómo les ha ido en el colegio. Pero pasar este “tiempo” implicar también : que se bañen o duchen, la cena, deberes escolares, revisarles las mochilas. Cuestiones que pueden llevarnos toda la tarde hasta entrada la noche. Y, en las cuales no podemos demorarnos mucho porque se tienen que ir a dormir temprano ya que al día siguiente la rutina continúa y hay que madrugar.

Entonces, surgen los remordimientos de los padres: ¿Cómo se sienten ellos? ¿Notan que les falta tiempo de estar en familia? ¿Todo esto traerá consecuencias en su actitud en el corto, mediano o largo plazo? ¿Les afectará en cuando lleguen a ser adultos?

El que los padres pasen muchas horas inmersos en sus trabajos “puede” hacer que los niños tengan problemas de conducta a corto y largo plazo. Esto puede suceder porque los pequeños/as se ven afectados negativamente por la “distracción digital“, es decir, por el hecho de que el padre o la madre siga conectado a su trabajo cuando llegue a casa y no deje de mirar el celular o de escribir en la computadora, o de atender llamados relacionados al trabajo.

Tiene más peso el hecho de que el padre o madre siga en esa “conexión” fuera de su horario laboral, que el hecho de que todos los días estén yendo a trabajar fuera del hogar. También, les influye ese momento en el llegamos a casa agotados por la jornada que hemos tenido. Ellos, que lo notan todo, lo perciben y lo absorben. No hace falta hablar ni intentar disimular, lo van a notar igual.

Por otra parte, también es importante analizar los valores transmitidos. El que nuestros hijos vean que trabajamos les aporta un valor positivo y los enriquece como personas, les hace ver que pueden llegar a donde quieran y les muestra la importancia de perseguir los objetivos y los sueños de cada uno. Si nosotros nos sentimos satisfechos con nuestra carrera laboral, ellos lo verán como un ejemplo a seguir. ¿Cómo llegar a una premisa u otra? ¿Cómo conseguir que nuestros hijos se vean reforzados por nuestro trabajo en vez de a la inversa?

Claves para que nuestros hijos no se vean afectados por el trabajo de los padres

Como madres y padres somos capaces de proporcionar experiencias saludables a los hijos si estamos psicológicamente presentes con ellos y, además, lograr que nuestro trabajo aumente su sentido de la competencia y su bienestar.

  • No pasar tiempo “vacío”: con ellos en el que uno mira el celular y ellos miran la tele, juegan a la playstation o están frente a una computadora. El tiempo debe ser de calidad y es primordial que la comunicación fluya en los dos sentidos.
  • El trabajo es el trabajo, y el hogar el hogar: es por eso que hay que dejar a un lado los asuntos laborales cuando estamos en nuestras casas con nuestros hijos.
Realizar demostraciones de afecto es una forma de no llevar el stress laboral a casa
  • Tratar de no llevar estrés al hogar: todos podemos tener un mal día, estar malhumorados o estresados por algo que sucedió en el trabajo. Es normal. Somo humanos. Sin embargo, debemos evitar que esta sea una norma. Y es bueno el poder contarles por qué nos sentimos mal, estamos tristes o preocupados.
  • El fin de semana es para estar en familia: es el momento idóneo para disfrutar en familia. Muchos lo sabemos pero a veces nos olvidamos de esto y es clave tenerlo en cuenta.
  • Realizar demostraciones de afecto: una sonrisa, un abrazo, una caricia, las palabras amables. Unas felicitaciones, un “te quiero”, un canto o un cuento al momento de irse a dormir. Todo esto sirve para mostrar el mejor de los afectos. Y nada es mejor que hacerlo diariamente.
Admin

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