Los niños pueden sufrir depresión al igual que los adultos. Puede suceder que los chicos, de forma perfectamente normal, nos cuenten o nos muestren que se sienten tristes, infelices, irritados o con desaliento durante un período breve de tiempo. Esto claramente no es indicador de que puedan padecer este tipo de trastorno trastorno. Hay que saber diferenciar entre la expresión de emociones negativas y la presencia de una patología. Cuando las emociones negativas se quedan en la vida del menor inundándola poco a poco e interfiriendo en los distintos aspectos de su vida, como en su rendimiento escolar o en la convivencia familiar, puede que estén indicando la presencia de este trastorno.
Lo primero que tendremos que saber es si, efectivamente, éste es el problema que realmente presenta nuestro hijo/a. Podemos estar alerta ante una serie de señales que nos pueden indicar que tiene depresión. Aun así, siempre tendremos que contar con el diagnóstico de un profesional.
Las señales que debemos tener en cuenta son:
Hay que tener en cuenta que estas circunstancias se pueden asociar también a otros problemas o trastornos. De esta forma, puede resultar difícil para los padres delimitar si es depresión u otra cosa. Además de acudir en ayida de un profesional (psicólogo y/o psiquiatra), es importante que, como papás, aportemos nuestra parte. Si nuestro hijo/a tiene una autoestima baja y tiende a criticarse a sí mismo, podemos elogiarle y acentuar lo positivo (siempre de manera sincera). Podemos cuestionarle de forma comprensiva esas críticas negativas hacia sí mismo, además de señalarle los pensamientos negativos que manifieste.
En la depresión suele aparecer la culpabilidad. Cuando esto ocurra, debemos ayudar a nuestro hijo a distinguir entre aquello que puede controlar y lo que no. Si se dan la impotencia o la desesperación, podemos instarle a que escriba o hable de sus sentimientos, así como a que anote pensamientos placenteros 3 o 4 veces al día. Al principio le costará, pero es un ejercicio que le va a ayudar a aumentar su afecto positivo.
Si vemos que hay pérdida de interés y tristeza, podemos preparar una actividad interesante al día. En esta línea, también es bueno poder planificar acontecimientos especiales y comentar en familia temas agradables. De hecho, el plano familiar es muy relevante en todo esto. Tener una estabilidad en este ámbito nos va a ayudar de forma considerable. Mantener una rutina y disminuir los cambios en asuntos familiares, comentando estos con antelación para intentar reducir las preocupaciones.
Si observamos pensamientos o señales relacionadas con el suicidio, debemos acudir en forma inmediata al profesional. En definitiva, es relevante apoyar al chico/a todo lo posible y, ayudarlo lo mejor que podamos. Sus tristezas y pensamientos negativos también son importantes.
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