La llegada de un recién nacido supone enormes cambios físicos y psicológicos para la madre. En este periodo tan vulnerable se hace especialmente necesario ser capaz de poner límites y pedir ayuda. Por ello, aunque siempre resulta importante, la asertividad en el postparto puede convertirse en tu mejor aliada. Como ser humano, como mujer y ahora como madre estás en todo tu derecho de expresar lo que sientes y deseas. Sin embargo, muchas veces esto nos resulta difícil por miedo a parecer desagradables o egoístas. No obstante, el nacimiento de tu bebé y los meses que le siguen supondrán un reto a muchos niveles, por ello, debes tomar la decisión de poner tus necesidades por encima de las opiniones de los demás.
La asertividad es una habilidad social consistente en ser capaces de defender nuestros derechos sin pisar los de los demás. Incluye una gran variedad de aspectos que conducen a una comunicación armónica y equilibrada:
Esto no siempre resulta sencillo de poner en práctica. Un buen nivel de autoestima nos hace más sencillo ser capaces de comunicarnos asertivamente. Pero, aún así, existe cierta presión social, especialmente dirigida a las mujeres, para ser cordiales, amables y serviciales. Muchas veces, las conductas asertivas no son bien recibidas, siendo incluso tachadas de egoísmo. Sin embargo, recordemos que nuestro primer deber es con nosotros mismos y que no es adecuado ignorar nuestras necesidades por contentar a otras personas.
La llegada de un hijo supone un periodo de gran estrés y vulnerabilidad para la mujer. El cansancio y los cambios hormonales se suman al miedo de enfrentar esta nueva etapa. Es un momento muy exigente tanto a nivel físico como mental pero, en ocasiones, las personas de alrededor no ayudan a aligerar la carga. Es muy común que familiares, amigos y allegados no sean conscientes del estado y las necesidades de la nueva madre. La ilusión por el nuevo miembro de la familia y las ganas de colaborar pueden llevarles a tener conductas que resulten intrusivas para la mujer. En estos momentos, lo que ella probablemente necesite sea descanso e intimidad con su familia nuclear.
Las visitas constantes a casa o a la habitación del hospital, tantas personas opinando y dando consejos pueden llegar a abrumar. No obstante, por no parecer descortés, la madre suele sentirse cohibida de expresar lo que verdaderamente quiere y necesita. Igualmente, puede sentir pudor a la hora de pedir ayuda con el bebé, lo que conlleva un tremendo desgaste al ocuparse de todo prácticamente en exclusiva.
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