Toda producción gráfica abarca una forma (estructura) y un contenido; es decir, qué se dibuja y cómo se dibuja. Para interpretar una obra es imprescindible tener en cuenta ambos planos. La fase estructural o expresiva se emparenta con lagrafología y comprende varios elementos: la presión del lápiz, la calidad de la línea, el tamaño y el ritmo de los trazos, que nos indicarán la relación del sujeto con el ambiente y el control de sus emociones e impulsos. La ubicación o el emplazamiento en la hoja, que señalan la relación de la persona con la fantasía (sector superior del papel) y la realidad (sector inferior); con el pasado (izquierda) y el futuro (derecha). Habrá que observar también la cantidad de detalles, la simetría, la perspectiva. Las áreas borrosas o muy reforzadas, igual que las omisiones, indicarán posibles áreas conflictivas. El análisis de los contenidos implica tener en cuenta la postura de las figuras, la importancia que se le otorga a los detalles, las interacciones entre los elementos representados, la expresión de los mismos, el marco –inmóvil o animado- en que actúan, etc. Por ejemplo, el tipo de personalidad sensorial (espontáneo, sensible al ambiente y al calor de los lazos) mostrará en sus producciones predominio de líneas curvas indicando movimiento y animación. Por el contrario, el tipo racional dibujará con predominio de líneas rectas y personajes aislados, con cuidado por la regla y minuciosidad en los detalles. En el análisis nunca hay que olvidar que estos tipos de personalidad son polos de un continuo, y que su prevalencia se relaciona también con etapas evolutivas (los dibujos “racionales” predominan en la etapa del realismo visual, entre los 9 y los 12 años).
Si bien todo dibujo nos habla de su creador, hay algunos conceptos gráficos que debido a su frecuencia, universalidad y estandarización se convierten en símbolos privilegiados para el análisis. Entre ellos se encuentran el árbol, la figura humana y la casa.
La figura humana: El concepto gráfico de la figura humana es un autorretrato que revela lo que el individuo siente ser física y psíquicamente. La forma en que cada uno dibuja una persona expresa la imagen del propio cuerpo. Esta imagen se construye de a poco paralelamente al progreso de la edad, y por lo tanto, el grado de perfección del dibujo es testigo de lamadurez e inteligencia del que dibuja y puede constituir una medida de su nivel de desarrollo. Frecuentemente la figura humana reproduce con exactitud los contornos corporales (obesidad- delgadez) y las formas fisiológicas (ojos grandes- nariz respingada). Pero además está influído por factores afectivos y de equilibrio de la personalidad, revelando “la imagen psicológica que cada uno tiene de sí”. Por ejemplo, una persona que experimenta cansancio y desvitalización manifiesta estas sensaciones de reducción energética por medio del dibujo de una persona recostada en un sillón. Otro aspecto presente en este esquema es el ideal, lo que uno querría ser. Así, es como un hombre delgado y frágil podría dibujar a un musculoso boxeador. Este concepto constituye el vehículo de transmisión de la imagen más cercana a la conciencia, de los aspectos menos profundos; junto con los recursos que los individuos emplean para manejarse con los demás y las relaciones con el ambiente.
Árboles : el árbol, como entidad básica, natural y vegetativa, constituye un símbolo adecuado para proyectar los sentimientos más profundos de la personalidad. Debido a que está más alejado de uno mismo es más fácil que se depositen en él los sentimientos más duraderos y/o prohibidos de la imagen corporal y el concepto de sí (es más probable, por ejemplo, que traumas emocionales se manifiesten mediante el dibujo de una cicatriz en el tronco, o cortando las ramas, que por medio de marcas en el rostro o el cuerpo).
La casa: puede significar también el cuerpo propio, pero además provoca asociaciones ligadas a la vida hogareña y las relaciones interfamiliares. En el caso de los chicos principalmente se pone de manifiesto las relaciones con sus padres y hermanos. Un niño que por ejemplo que está atravesando en su casa por una situación emocional turbulenta podría dibujar una casa de cuya chimenea sale un humo denso y oscuro. Además el concepto gráfico en su totalidad (“la casa”), pueden interpretarse también los elementos constitutivos de la misma: El techo representa el área de la fantasía. El tamaño del mismo y su emplazamiento refleja por lo tanto, el grado en que el individuo dedica su tiempo a la vida imaginaria y recurre a ella en busca de satisfacciones. La fuerza y la adecuación de las paredes se encuentran en relación con el grado de fortaleza del yo y la personalidad. La puerta y las ventanas son los detalles a través de los cuales se realiza el contacto con el mundo. Una puerta muy pequeña y ventanas cerradas con persianas puede significar timidez y un alejamiento del contacto con los otros.
Los colores
Las elecciones no son por azar y las preferencias y elecciones de los colores almomento dedibujar también tienen relación con rasgos de la personalidad. La cantidad de colores utilizados en un dibujo, así como la forma de combinarlos se puede correlacionar con la forma de encarar las relaciones interpersonales. Las personas más “sanas” se sumergen con confianza ejerciendo una presión firme y segura y utilizando una amplia gama de colores cálidos en combinaciones armónicas. Las combinaciones no convencionales y el uso exagerado y expansivo del color indican dificultades para controlar los impulsos emocionales. Por el contrario, el uso inhibido del color señala cautela respecto del intercambio emocional con los demás y dificultad para establecer relaciones cálidas y libres. Esta observación se correlaciona con el empleo del color que hacen los chicos: al aumentar la edad disminuye el número de tonalidades utilizadas, lo cuál concuerda con el incremento en el control emocional que se produce a la par del crecimiento. Además, cada color tiene connotaciones simbólicas específicas. Los amarillos, rojos y naranjas son los más audaces, y la forma más espontánea de expresión. Los azules y verdes son los más seguros y responden a un comportamiento más controlado. El predominio de negros y marrones señala inhibición y sentimientos depresivos. El violeta (vinculado con la realeza) indicaría la presencia de impulsos hacia la búsqueda de poder.