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¿Cómo afecta el divorcio de los padres en niños y adolescentes?

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En la actualidad, la separación o divorcio de padres en la infancia y/o adolescencia es cada vez más frecuente entre las parejas. Esto trae grandes consecuencias emocionales, sociales y económicas entre los cónyuges; sin duda alguna, y los hijos sufren mucho durante el divorcio de los padres. Además, trae problemas y alteraciones en su comportamiento con los padres y las demás personas.

Si bien es cierto que el sufrimiento por el divorcio va a estar presente en el niño/a sin importar su edad, la capacidad de afrontarlo variará según la madurez que posea que tenga. Es importante tener en cuenta que habrá comportamientos que son comunes, dependiendo de la edad y que, si bien no podemos asumir que todo es por culpa del divorcio, tampoco hay que confiarse que en poco tiempo se les pasará. Como adultos, es importante saber cómo atender a nuestro hijo/a y ponerle límites correctos según su edad.

Los expertos han dividido el sufrimiento padecido en el divorcio de padres en la niñez en cuatro partes. Estas etapas comprenden el período en el que son bebés hasta 1 año, de 2 a 3 años, de 3 a 5 años, y desde los 6 hasta los 12 años. En cambio, en los adolescentes de 13 años a 17 años, su capacidad de afrontar el divorcio no varía de forma notable entre las edades como sucede en el caso de los niños. A continuación, verás los efectos que tiene el divorcio y qué consideraciones debes tomar en cuenta.

Hasta 1 año de edad: en esta edad,el chiquito/a no se ha desarrollado lo suficiente como para captar lo que está pasando. Por lo tanto, es imposible que entienda que él o ella se encuentra en medio de un divorcio, pero a pesar de ello, sí sufre y reacciona conforme a esto. Esto se debe a que los bebés son muy sensibles; por esa razón, pueden percibir el ambiente tenso mediante las emociones de los padres y también la ausencia de uno de ellos. Por lo general, a esta edad son más propensos a irritarse por cualquier cosa y llorar debido al sentimiento de abandono. Asimismo, se alteran sus horarios para dormir y comer, lo que puede traerle problemas de salud. Lo mejor para contrarrestar estas consecuencias es que él bebé pueda ver a sus dos padres a diario en un ambiente que sea lo más calmo posible. Se le debe hablar, cantar y jugar con él/ella con la mayor frecuencia posible. Debemos tratar de que su horario de comer y dormir no sea afectado por nuestras actividades.

De 2 a 3 años: en esta edad, el pequeño/a ya se ha dado cuenta de que sus padres no viven juntos, pero no scomprenden el motivo. Esto es,en cierta forma, peligroso, debido a que en esta edad es importante que nuestro hijo se sienta seguro, protegido y en un lugar estable. Esto, por supuesto, será difícil por la separación. Como consecuencia, no manejan bien emociones como la ira, el enojo, la rabia y la tristeza. Es una etapa de crecimiento en la que el niño/a desarrolla habilidades para andar y hablar y, éstas pueden verse un poco retrasadas por causa del divorcio. También puede sufrir descontrol de esfínteres, problemas psicomotores, entre otros. Es importante hacerle saber y demostrarle que sus 2 padres lo aman; brindarle cariño atención y protección, para que sepa que no será abandonado en el jardín o cuando no estemos a su vista. Tampoco hay que retarlo fuertemente si muestra algún retraso, sino más bien ayudarlo para que pueda ganar autonomía y que aprenda a controlarse.

De  3 a  5 años: Esta es una edad de egocentrismo, por lo que el chico/a puede llegar a pensar que todo lo que pasa tiene que ver con él. Entonces, puede pensar con facilidad que es su culpa y entrar en una depresión. Por eso, es vital es corregir con rapidez las conclusiones erróneas del niño/a respecto al divorcio. Es importante recordarle que, a pesar de todo,  siempre contará con la presencia y la ayuda de mamá y papá en todo momento.

De 6 a 12 años: en esta edad, el niño/a se concentra mucho en la escuela. El mundo ya no gira alrededor de él y comienza a prestarle atención tanto a sus sentimientos como a los de los demás. Esto hará que, aunque sienta tristeza o bronca por la separación de sus papás, no lo termine expresando por miedo al rechazo de alguno de sus padres. Esta situación puede generar aislamiento. Es importante estar en comunicación constante con los maestros/as para que nuestro hijo/a no se vea afectado académicamente. Por otro lado, no debemos descuidar la comunicación directa y frontal con él/ella y, hacerle comprender que sus papás no van a volver a estar juntos.

En la adolescencia

A diferencia de cuando son niños, en esta etapa el chico/a no depende tanto de nuestra opinión, sino de la opinión de su grupo social. Por lo tanto, puede tratar de manipularnos con tal de conseguir algo a favor. Pueden llegar a ser inseguros, sobre todo a la hora de tratar de tener una relación con el sexo opuesto. Es muy importante que ambos papás no descuiden la comunicación y, no buscar quedar bien con nuestro hijo denigrando a su padre y/o madre. Nunca hay que descuidarlo ni privarlo de frecuentar al otro progenitor. También, es bueno tomarlo en cuenta en algunas decisiones, delegarle ciertas responsabilidades, ayudarlo a que obtenga mayor seguirdad en sí mismo y que continúe creciendo y madurando de la manera más estable posible.