¿Cómo podemos darnos cuenta si nuestro bebé ve bien? ¿Sostiene los juguetes u otros objetos demasiado cerca de su cara? ¿Los ojos están alineados? ¿Suele desviar algún ojo? ¿Sigue con su mirada los movimientos que lo rodean? ¿Puede distinguir desde qué dirección percibe una voz o nuestra presencia si estamos a más de 1 metro de distancia? Estas son algunas de las preguntas que los papás debemos hacernos para luego proceder a consultar con el pediatra y ver la necesidad de realizarle una evaluación oftalmológica a nuestro hijo/a.
Se logra tener una apreciación de los sentidos del bebé desde la primera consulta pediatrica antes del primer mes de vida porque nos sigue con la mirada. Realizar la visita al oftalmólogo es muy importante para detectar alguna anomalía en la visión del bebé que pueda condicionar o crear inconvenientes en su normal desarrollo.
Los controles en la visión deben ser realizados como parte de los chequeos de salud desde el periodo neonatal. Quienes tengan factores de riesgo para trastornos oculares, como retinopatía del prematuro o historia familiar de cataratas congénitas, retinoblastoma, enfermedades metabólicas o genéticas, ambliopía, estrabismo o miopía, deben ser derivados para evaluación por un oftalmólogo infantil.
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