Se considera que la menstruación es normal cuando el sangrado uterino ocurre entre cada 25 y 35 días y no es excesivo. La duración normal del sangrado viene a ser entre 2 y 7 días. Por hemorragia uterina anormal se entiende cuando o bien la frecuencia o bien la cantidad del sangrado uterino difiere de lo mencionado anteriormente. O bien ocurren sangrados uterinos sin relación con el ciclo menstrual.
Se considera que la menstruación es normal cuando el sangrado uterino ocurre entre cada 25 y 35 días y no es excesivo. La duración normal del sangrado viene a ser entre 2 y 7 días. Por hemorragia uterina anormal se entiende cuando o bien la frecuencia o bien la cantidad del sangrado uterino difiere de lo mencionado anteriormente. O bien ocurren sangrados uterinos sin relación con el .
El sangrado se considera anormal cuando éste ocurre en las siguientes situaciones:
- Sangrado entre periodos
- Sangrado después de tener relaciones sexuales
- Manchas de sangre en cualquier momento del ciclo menstrual
- Sangrado más intenso o durante más días de lo normal
- Sangrado después la menopausia
- La ausencia de periodos durante 3 a 6 meses (amenorrea) también es anormal.
¿Cuáles son sus causas?
El sangrado uterino anormal puede deberse a anomalías estructurales del útero o a lo que se denomina hemorragia uterina disfuncional. Entre las anomalías estructurales se encuentran lesiones benignas, como los pólipos endometriales, los fibromas o miomas uterinos y la adenomiosis. También puede ser la manifestación de un cáncer de endometrio. En otras ocasiones puede deberse a lesiones a nivel del cérvix o de la vagina, ya sean benignas o cancerosas, infecciones crónicas del endometrio (endometritis) o al uso de dispositivos intrauterinos (DIU). Otras causas de hemorragia uterina anormal, no directamente relacionadas con anomalías estructurales, pueden ser el uso de medicaciones que afectan a la producción normal de estrógenos y progesterona; enfermedades médicas crónicas, tales como la diabetes sacarina, enfermedades del hígado, riñón, glándula tiroidea o glándulas suprarrenales y problemas con la coagulación de la sangre. También el estrés físico o emocional puede inducir la aparición de hemorragia uterina anormal. Por hemorragia uterina disfuncional se entiende cuando este sangrado anormal ocurre sin relación a anomalías estructurales del útero o del endometrio. La principal causa es la anovulación, es decir, la falta de ovulación.
¿Cómo se diagnostica?
Toda mujer que experimenta una hemorragia uterina anormal debería ser evaluada en una consulta médica. Entre los procedimientos diagnósticos que deberían realizarse para determinar la causa de dicha hemorragia situaríamos, en primer lugar, la exploración física y la biopsia de endometrio. Esta última consiste en la toma de una muestra del interior del útero para descartar la presencia de alteraciones a nivel del endometrio. La ecografía, basada en ultrasonidos y que por lo tanto no implica la exposición a rayos X, es sin duda la técnica de diagnóstico por imagen más empleada en la evaluación de la hemorragia uterina anormal. Permite el estudio del útero y de los ovarios. La histeroscopia también es un procedimiento diagnóstico muy útil en el diagnóstico de la hemorragia uterina anormal. Esta técnica consiste en la introducción de un pequeño instrumento a través del cuello uterino que permite la inspección visual directa de la cavidad uterina. En determinadas circunstancias puede ser recomendable la realización de un legrado uterino. Éste normalmente ha de hacerse bajo anestesia general, y además de aportar información diagnóstica, va a ser terapéutico en algunas ocasiones. Por otro lado, como se ha mencionado antes, hay causas de hemorragia uterina anormal en relación con enfermedades crónicas o alteraciones de la coagulación, así como a la anovulación. Por dicho motivo, puede ser recomendable la realización de una serie de análisis sanguíneos para descartar alteraciones en aquellos órganos que pueden inducir la aparición de dicha hemorragia anormal.
¿Cuál es el tratamiento?
Es altamente recomendable el tratamiento individualizado según la causa específica del sangrado anormal. La edad y si la mujer desea tener hijos también son consideraciones importantes. En el caso de la hemorragia uterina disfuncional, es decir aquella debida a la anovulación, el tratamiento será fundamentalmente médico, mediante la toma de fármacos que reinstauren la ovulación o bien permitan un control de la hemorragia.
En caso de que estos tratamientos fracasen, una alternativa útil es la ablación endometrial, es decir, la exéresis de la mayor parte del tejido endometrial, lo cual permitiría una disminución en la cuantía del sangrado. También se ha descrito recientemente el uso de Caviterm, que produce atrofia endometrial mediante el uso de agua destilada a alta temperatura instilada mediante un instrumento específicamente diseñado para esta utilidad. Este tratamiento ha de reservarse para aquellas pacientes que no presenten deseos de fertilidad. Se realiza por vía histeroscópica bajo anestesia general. Es importante excluir lesiones serias de endometrio, fundamentalmente cáncer de endometrio, antes de realizar este procedimiento.
Si se trata de enfermedades crónicas que induzcan hemorragias uterinas anormales, el enfoque terapéutico debe dirigirse fundamentalmente al tratamiento de dicha enfermedad, siendo de ayuda medidas similares a las anteriormente descritas. Las anomalías estructurales del útero o del endometrio tendrán un tratamiento específico, fundamentalmente de tipo quirúrgico, bien sea utilizando la histeroscopia, como puede ser la exéresis de miomas y de pólipos; bien mediante cirugía a cielo abierto (laparotomía), pudiendo ser necesario la extirpación sólo del mioma, en caso de que ésta sea la causa del sangrado (lo que se denomina miomectomía); o, en circunstancias extremas, la exéresis del útero (histerectomía).