A los 10 meses, el bebé sigue tratando de mejorar la manera de comunicarse. Está experimentando con sonidos nuevos y juntando sílabas. Podés alentar su interés por el lenguaje si lo escuchás con atención y respondés a sus palabras y balbuceos. Este “diálogo” es crucial: le enseña que la comunicación es algo que sucede entre dos personas y que lo que dice afecta a otros. Incluso si tu bebé aún no “habla” mucho, probablemente puede comunicar sus deseos señalando y haciendo sonidos.
Quizás pase mucho rato agarrando y observando con suma atención cada uno de los juguetes que tiene delante. Puede que también se pare solito, se agache o camine mientras le sostienes de la mano. Pero no te preocupes si todavía no ha dado señales de que le interese pararse. Muchos bebés no lo hacen hasta después de su primer cumpleaños.
Puede que tu bebé empiece también ahora a mostrar su voluntad cuando está con sus hermanos y hermanas y a jugar junto a otros niños (no jugará con ellos hasta un poco después). Quizás tenga una cobija o un animalito de peluche favorito que lo reconforta y le acompaña a todas partes.
Ahora que el bebé se está volviendo más independiente, puede que te sientas orgullosa y nostálgica a la vez. Quizás estés contenta, y tal vez incluso un poco aliviada, de que ya no dependa de vos para todo. Pero al mismo tiempo, puede ser que extrañes los intensos momentos de los primeros meses de vida. Piensa en esto como si fuese un anticipo de lo que vendrá: a medida que tu bebé crezca, tu rol en la crianza se volverá más y más complejo. La clave del éxito está en ser lo suficientemente flexible como para poder adaptarte a las necesidades del pequeño. Un día necesitará confiar en una por completo, y al día siguiente no querrá ninguna ayuda en absoluto.