Para muchos papás y muchas mamás, el besar en la boca a los niños es algo totalmente normal. Algo así como un “acto de amor, cariño y ternura” con el que expresan su afecto de un modo natural y espontáneo. Para otros, sin embargo, es totalmente impensable, inadecuado e incluso intolerable.
Más allá de las diferencias culturales que puedan existir entre unas y otras familias y la polémica que pueda derivarse de una u otra forma de ver las cosas es importante tratar esta cuestión desde el punto de vista de la psicología infantil, donde también encontramos diferentes posturas. Unas totalmente en contra como la de Charlotte Reznick y otras como la que defiende la psicóloga Sally-Anne McCormack quien parece no ver ningún problema en el acto de dar besos a los niños en los labios. Pero entonces, ¿está bien o está mal besar en la boca a nuestros hijos? Para responder a esta cuestión vamos a ir por partes. La primera es que no existe ningún estudio científico que avale desde la psicología que besar en los labios a los niños pueda causar ningún trauma ni otros problemas en el desarrollo emocional de los niños. De modo que parece más una cuestión personal, una decisión que cada padre y madre deberá tomar en función de su propio criterio, pero veamos qué es lo que la psicología sí dice y avala.
Si hay una manifestación afectiva por excelencia entre padres e hijos ese es el beso. Junto con los abrazos, los mimos y las caricias, los besos son comportamientos que realizamos de forma instintiva desde el mismo momento que sostenemos por primera vez a nuestros bebés. Se trata de un tipo de lenguaje no verbal con el que comunicamos y transmitimos emociones: amor, seguridad, tranquilidad, serenidad, protección, contención… Besamos instintivamente en las mejillas, en la frente, en la nariz, en las manos, los pies y también en los labios, una zona particularmente sensible al tacto, que produce una sensación más intensa y por qué no decirlo, más placentera.
Sin embargo, estas manifestaciones de afecto, que no son exclusivas del ser humano (pueden ser claramente observadas en otros primates) van trasformándose a medida que nuestros hijos crecen. No besamos ni abrazamos tanto ni de la misma manera a un bebé de 3, 5 o 7 meses que a un preadolescente de 10 años. Las manifestaciones de afecto cambian en función de la edad porque las necesidades afectivas también lo hacen. Al principio, los bebés necesitan sentir el contacto constante con su madre y esa persona que habitualmente lo cuida, tanto como ser alimentados o aseados. Las necesidades afectivas son unas de las necesidades básicas de la infancia, al igual de importantes que las de alimentación, higiene y descanso.
Los besos, igual que las caricias y los abrazos, o las cosquillas en los pies son necesarios para fortalecer los vínculos afectivos entre padres e hijos. Pero no solo eso, además generan otros muchos beneficios tanto para el que los da como para el que los recibe, en este caso nuestros hijos. Los besos provocan que nuestro organismo reaccione segregando endorfinas, unas sustancias químicas producidas por el cerebro, que nos proporcionan una sensación de bienestar y felicidad. En caso de tener niveles bajos de estas sustancias podemos observar síntomas de depresión y ansiedad porque son las encargadas de estimular las áreas de cerebro que generan placer en nuestro organismo. Además, las endorfinas reducen los niveles de cortisol y por tanto el estrés, la presión arterial, el dolor físico y emocional.
A pesar de estos grandes beneficios anteriormente mencionados, existen riesgos al besar en la boca a los niños y, éstos tienen que ver particularmente con el riesgo de transmitir enfermedades. En la boca tenemos centenares de bacterias y el riesgo que corremos al besar a cualquier persona en los labios es precisamente el contagio de alguna enfermedad, una de las más comunes e infecciosas es precisamente la caries. Es por este motivo por el cual los odontopediatras recomiendan no besar a los más pequeños en la boca, y este mismo argumento es el que usan los pediatras para advertirnos de los posibles contagios de resfriados, gripes y demás. Más allá de estas evidencias médicas, todos los demás potenciales riesgos de los que podemos oír hablar sobre besar a los niños en la boca no los encontramos científicamente avalados, por tanto solo son hipótesis, costumbres, y opiniones personales de profesionales o profanos.
En resúmen, es altamente recomendable besar mucho a nuestros hijos/as, abrazarlos, hacerlos sentir amados, protegidos e importantes. No debemos sentirnos coaccionados por nada ni nadie en nuestro papel de madre o padre si no hay evidencia científica que demuestre que aquello que hacemos es completamente incorrecto. Sin embargo, hay que ser conscientes de que los chicos/as van creciendo, y que conviene no besarlos en los labios cuando ya dejan de ser bebés (lo mejor es evitar esta clase de besos cuando el pequeño tiene más de 3 años).