Cada quien, con sus virtudes o defectos, hace lo mejor que puede para criar y hacer que su hijo sea feliz. Pero hay madres que, en su amplio abanico de cariño y cuidado, algunas veces, caen en el error de sobreproteger y “asfixiar” a sus hijos. Ellas son conocidas por el apelativo de madres “tóxicas”, y aunque ese no sea su propósito, pueden hacer bastante daño emocional a sus pequeños.
La madre tóxica es una mujer que ha llegado a la maternidad por convencionalismos, porque así estaba diseñado su guión de vida, porque eso es lo que de ella se esperaba. Las conductas de las madres tóxicas se deben simplemente a determinados rasgos de su personalidad. Normalmente, son mujeres tan dominantes y fuertes que necesitan mantener todo bajo control, de personas que piensan que expresar los sentimientos es un signo de debilidad y prefieren marcar las distancias emocionales. También son madres narcisistas demasiado volcadas sobre sí mismas. Son aquellas que tienen una visión negativa del mundo, suelen ser destructivas, demasiado controladoras o sobreprotectoras y no ayudan al crecimiento personal de sus hijos. En cualquier caso, en la base de esos estilos educativos casi siempre existe una gran inseguridad ya que esos comportamientos son una forma para reafirmarse y ganar en seguridad.
Las madres tóxicas son aquellas que manipulan afectivamente a sus hijos (sea de manera consciente o inconscientemente). Este proceder siempre se basa en un fin específico: que las perdonen, les den cariño, las quieran, les tengan lástima, accedan a sus caprichos, se comporten como ellas piden…etc. El chantaje emocional de las madres tóxicas puede comenzar con frases como : “Dame un beso y pórtate bien, que me siento mal”(mientras su hijo es un niño) y, en el futuro terminar en un ” dejá a tu marido que no vale la pena y, vente a vivir conmigo. No sabés cuánto te necesito.”
A veces la familia biológica se convierte en la escuela y en los instructores más exigentes. Esos que ponen la vara demasiado alta para que el niño, tenga o no las aptitudes y la capacidad, haga un esfuerzo sobrehumano por alcanzarla. Llegar a la cima, conseguir el éxito, ser el mejor … ahí se encuentra la meta que emplazan estos peculiares educadores. Mamá, papá, abuelos… en muchas oportunidades se convierten en la escuela más estricta en donde el niño más que confianza encuentra el temor a fallar y a no estar a la altura de lo que de él se espera.
Rasgos de la madre tóxica
- Son excesivamente autoritarias: todo se debe hacer según su criterio y no admiten que los hijos tengan otras opiniones o elijan otras alternativas. También, es habitual que opinen en todo lo referente a la pareja cuando el hijo la encuentra. Esto suele provocar enfrentamientos si el hijo empieza a desvincularse de la relación, y a mostrar una mayor independencia.
- Son excesivamente controladoras: habitualmente, es una persona con la necesidad de tener controlado, cada aspecto de su vida. De la misma manera intenta controlar todos los ámbitos de la vida de su hijo. Ejercer este control es su manera de expresar amor y afecto por los demás, por lo tanto lo ve como algo positivo y necesario en la relación con su hijo. Es posible incluso que llegue a enojarse si su hijo decide tomar otra decisión que no ha sido la indicada por ella.
- Buscan ser el centro de atención en todo momento: puede ocurrir que este tipo de madre exprese un doble deseo encontrado. Por un lado, quiere que su hijo triunfe en lo que haga y consiga muchos logros, pero por otro no desea que la supere a ella bajo ningún concepto. Por una parte, le están expresando que tiene que triunfar en la vida y perseguir sus metas, pero por otro que no la pueden superar porque entonces dejarían de ser el centro de atención. En otras ocasiones, puede utilizar diferentes enfermedades y padecimientos para que los hijos estén siempre pendientes de ella. Es habitual en estos casos, que usen la manipulación para conseguir que hagan lo que ellas consideran correcto utilizando argumentos.
- Utilizan la manipulación para conseguir sus objetivos: cuando los hijos intentan ser independientes es frecuente que estas madres se ofendan, y expresan que se sienten rechazadas. Con esto consiguen que el hijo, ante la posibilidad de hacer daño a su madre, cambie de conducta o que lo haga a escondidas para no hacerla sufrir. De esta manera, en muchos casos, los hijos hacen cosas que no desean acumulando un resentimiento a tomar estas decisiones, ya que utilizan el chantaje emocional para conseguir sus propósitos.
Cómo no ser una madre tóxica
- Permitir que el niño hijo alcance su libertad de pensamiento y sentimiento
- Aunque nació de nuestro vientre, nuestro hijo no es un objeto. Ningún ser humano pertenece a otro por más pequeño que sea.
- Ofrecerle credibilidad a sus ideas, darle valor a sus opiniones y dejra que piense y analice por sí solo.
- NO sobreprotegerlo. La sobreprotección es una relación dañina que se establece, por lo general entre padres e hijos. Más que un gran amor, como erróneamente suelen pensar algunos, es un lazo que ata al niño y le impide comportarse tal cual siente y es.
- Intentar cambiar la forma de relacionarnos con nuestros hijos, de manera que consigamos tener mayor autocontrol, mejorar las habilidades sociales y tener una mejor comunicación asertiva, en lugar de agresiva.
- Dejar de ser el centro de su vida. No querer ser para siempre su figura de apego y el centro de su atención: esa persona que, cuando pequeñito, él adoraba y siempre buscaba para jugar, dormir, comer… La mujer que no tenía defectos. El centro de su vida es su vida misma, o de lo contrario, lo que él quiera que sea.
- NO criarlo como ser dependiente de una, teniendo en cuenta solo nuestras necesidades.
- Exigirle pero no demasiado. Exigirle más de lo que debemos es hacerlo infeliz, es convertirlo en un niño que envidia las conquistas de los otros. Cuando a un menor se le exige demasiado se le insta a la mentira, al reproche personal y el miedo al fracaso. Nunca buscar que nuestro pequeño alcance los logros de otros. Cada cual tiene aptitudes y capacidades diferentes.
- Educarlo como una persona segura. Un niño inseguro de sí mismo necesitará estar siempre bajo la constante aprobación de la mamá/papá o adulto que esté a su cargo. Una madre tóxica alimenta la inseguridad de su hijo para reafirmarse como su puntal y asegurar que él la necesite siempre, que se mantenga a su lado. Hay educar al niño como un ser seguro de sí mismo. Que confíe en sus posibilidades, no tema arriesgarse y construya su propia autonomía; con nuestro asesoramiento, claro, pero sin que nuestra ayuda sea de vital importancia.