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Los consecuencias negativas de ser “súper padres”

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Los llamados “súper padres” o “hiper padres” son aquellos que de tan presentes que están en la crianza, se terminan convirtiendo en una especie de “planificadores” de la vida de sus hijos: les organizan la agenda, los traen y llevan a todas partes, están al tanto de todos sus movimientos, se preocupan con demasía de que reciban una formación integral y, hasta terminan realizando la tarea escolar por ellos. El objetivo es tan simple que se describe en una sola palabra, como complicado y perjudicial para e crecimiento de esos hijos : ser perfectos, que hagan todo “perfecto”.

En definitiva, se trata de un nuevo modo de sobreprotección, que aparece como consecuencia de una “profesionalización de la paternidad”. Hoy, muchos padres sienten la presión de ser perfectos, hasta se “proyectan2 en los hijos, les terminan transmitiendo las propias frustraciones y el final es anunciado: esos chicos crecerán inseguros y su autoestima estará afectada notoriamente.

El objetivo que tienen este tipo de padres es erróneo, porque los niños no necesitan padres perfectos, necesitan padres presentes. Padres consejeros, que sean capaces de guiarlos pero que no hagan sus deberes o que asuman responsabilidades que, de acuerdo a la edad madurativa, ese niños ya puede llevar adelante por sus propios medios. Los chicos requieren que sus padres estén “conectados” pero sin transformarse en súper padres. La sobreprotección atenta contra el nivel de confianza de un chico.

las consecuencias negativas de ser super padres

Características de los hiper padres

Por lo general, este tipo de padres , que también son  llamados “padres helicóptero”, por el modo en que andan “sobrevolando” alrededor de la vida de sus hijos, suelen hablar en plural sobre sus hijos y las elecciones de vida: “hoy no nos acostamos tarde”, “hoy tenemos prueba de matemática”, “tenemos partido de football”, etc. Gestionan la vida familiar como si fuera la organización de una empresa. Están presentes en cada detalle. Exigen de sus hijos lo mismo que la sociedad espera de ellos como padres: perfección. Y, el problema es que actúan de padres. Hacen todo lo que ellos creen que un buen padre debería hacer. Llevarlos, traerlos, conseguirles vacantes en los mejores colegios, les toman lecciones, preparan pruebas con ellos para que luego al rendir, no logren aprobar, sacarse un 8, un 9, sino el DIEZ. Pero, contrariamente, no ejercen la función parental, que es la base de la integración del yo de sus hijos. Ser padres implica establecer con el hijo un vínculo profundo, es asumir ser esa persona que le va a enseñar el mundo y que lo va a conducir a descubrir quién es. No por llenarlo de actividades el chico va a aprender. Al contrario, un niño que no tiene desarrollada su subjetividad seguramente tendrá problemas para aprender cosas nuevas.

Los cambios culturales respecto de los roles y las tareas en la sociedad y en el hogar impulsaron también una nueva imagen de padre y madre. Está vigente la idea de maternidad intensiva, que pretende subrayar la exigencia de ser buena madre, entendiendo por tal el ejercicio material de la maternidad personalizada y profesionalizada. Ser profesionales dentro y fuera de la casa. Coordinar todo con una precisión suiza. Es decir, esto implica múltiples objetivos y tareas que deben atenderse simultáneamente. Si pretendemos profesionalizar la vida familiar, apuntamos a un rendimiento, a una carrera de metas y logros, en lugar de buscar la felicidad. La paradoja de la hiperpaternidad es que cuanto más perfecto buscás que sea tu hijo, más inseguro lo hacés. Un chico que se tiene confianza tiene el “yo puedo solo” incorporado. Uno criado con súper padres tiene el “mis padres lo harán por mí” incorporado. Y eso es un atentado contra la autoestima.

las consecuencias negativas de ser hiper padres

Como no ser un padre sobreprotector

Existe una regla de oro para evitar caer en la sobreprotección y, la misma consiste en no hacer por los hijos nada que ellos puedan hacer por sí mismos. Ayudarlos está bien, pero entrometerse en todos sus asuntos, no.  Para ayudar a ese hijo, no hay que ayudarlo tanto en todo. Antes de saltar instintivamente a “rescaratarlo”, primero hay que tomarse unos segundos y reflexionar, preguntarse si eso es algo que él o ella puede hacer solo. La única manera de criarlos para que tengan confianza en sí mismos, desarrollen su inteligencia, sean responsables y felices, es estar presente y conectados en sus vidas pero no sobrevolar, como si fuerámos un helicóptero.