¿En qué consiste el parto respetado?
El parto humanizado o respetado valora el protagonismo de la madre, el padre y el hijo. Atendiendo a sus deseos , necesidades y requerimientos. Siempre respetando su libertad para decidir cómo, dónde y con quién transitar este momento tan especial de sus vidas. Respetar o humanizar el parto quiere decir que hay que estimular las condiciones necesarias para que el parto fluya en forma natural.
Algunos piensan que se trata de dar a luz sin anestesia (epidural), sin monitoreo, control y seguridad. Como en tiempos pasados muy lejanos, en donde los riesgos tanto para el bebé como para con la madre eran muchos. Creyendo esto , es que opinan que estando en el siglo XXI y con la tecnología actual, es “ridículo” pasar por un parto así.
El tema radica en que se nos ha estado convenciendo que el parto es una situación de riesgo y que necesitamos de un montón de procedimientos médicos para evitar los “probables peligros e inconvenientes” Al tomar esta idea, en la actualidad los partos son atendidos como si fuese enfermedades o como “trámites”, en el mejor de los casos. Como resultado, tenemos numerosas cesáreas que han sido innecesarias y que sólo se han llevado a cabo para “no perder tiempo”. O porque el médico ya las hace en forma de rutina y no desea “esperar”.
Hay que dejar bien en claro que, el parto humanizado o respetado NO significa renunciar y descartar la tecnología. Sino valerse de ella y utilizarla solo cuando sea realmente necesario. La evidencia científica demuestra que el parto humanizado o respetado no solo es más digno para la mujer sino que es también más seguro.
Por ese motivo la Organización Mundial de la Salud recomienda una calidad de atención basada en el protagonismo de la mujer y en su fisiología y el mínimo grado de medicación posible. En Argentina, la Ley 25.929 protege a las personas cuando van a dar a luz. Contempla el respeto por los tiempos biológicos, a tener compañía en el parto y a estar junto al bebe desde el momento del nacimiento.
El cuerpo femenino esta absolutamente preparado para procrear, anidar, gestar, parir y amamantar. Solo en un 10% las mujeres presentan una patología previa o durante el embarazo ante lo cual efectivamente requieren asistencia médica. Así que, en principio, todos los instrumentos para parir los tiene el cuerpo y solamente hay que dejarlo que se exprese y haga su trabajo. Liberándolo del temor construido en base a la ignorancia o a la matriz cultural de que parir es como estar enfermo.
Para que un parto humanizado o respetado fluya son necesarios ciertos aspectos como:
Libertad de movimiento: cientos y cientos de estudios demuestran que la posición vertical favorece el parto y la horizontal la entorpece. En posición vertical se aprovecha la fuerza de gravedad, la vagina se amplía y acorta. Además la cabeza del bebé ejerce una presión sobre el cuello del útero que estimula la dilatación. Es importante que la mujer pueda moverse con libertad buscando las posiciones y los movimientos que su cuerpo le sugieran. Buscando las posiciones que la alivien como las cuclillas, sentada en un banquito, en cuatro patas, colgada de alguien, de pie etc. La posición más cómoda es también la más fisiológica. Por eso es sumamente relevante estimular a la mujer la capacidad de confiar en ella misma y en su capacidad corporal para parir.
La episiotomía (corte en la vagina realizado por el médico) y el fórceps (especie de espátulas para extraer al bebe) son procedimientos técnicos que sustituyen la capacidad natural de la mujer.
Intimidad, seguridad afectiva, confianza, apoyo emocional : la única forma de humanizar el parto es reconectarnos con el hecho que somos una especie mamífera. Todas las hembras mamíferas necesitan una atmósfera de intimidad donde sentirse calmas seguras y protegidas. En la sangre de la madre deben liberarse una serie de hormonas que regulan y dirigen el parto. Estás solo se liberan en situación de seguridad afectiva.
Entorno apropiado y deseado : hay que evitar todo aquello que active el pensamiento racional en la mujer que esta de parto, hablarle sin necesidad, hacerle preguntas, darle órdenes, todo esto interrumpe su “conexión” con el momento que está viviendo, tan único y especial. También interfieren las luces, los ruidos, el frío, la indicación de no comer, la incomodidad de tener que mantener una postura determinada o de estar en un lugar poco agradable. Las condiciones apropiadas para un parto se asemejan a las que se requieren para dormir: intimidad, penumbra, silencio, clima cálido, todo aquello a lo que la mujer está acostumbrada para que nada altere sus sensaciones.
Libertad de expresión: se refiere a que la mujer, cuando experimenta dolor, lo mejor que puede hacer es darle lugar. Sumergirse y aceptar el dolor es condición necesaria para la producción de endorfinas, que son las encargadas de amortiguar y modificar la percepción del dolor. Por el contrario, el miedo y la represión de las sensaciones frenan el proceso natural transformando un dolor “transitable” en un sufrimiento difícil de soportar. Hay maneras para calmar el dolor como : aprender a control la respiración , el agua caliente, los masajes, sentarse sobre una pelota de goma, escuchar música relajante, apretar la mano de alguien, etc.
Asistencia profesional con respeto : la elección del profesional es fundamental, hay quienes trabajan a favor de la humanización del parto y otros que entienden el parto como un acto médico, realizando una serie de rutinas a todas las mujeres y sus bebes, que no solo son innecesarias sino que son contraproducentes. Los especialistas que asisten un parto respetado van entablando a lo largo del embarazo un vínculo de mucha confianza con la mujer y en el momento en que llegó el parto, saben acompañar en un discreto segundo plano, sin interferir, confiando en los recursos de la mujer para dar a luz, estando atentos a ofrecer asistencia solo cuando sea conveniente y requerida.
Promover el vínculo e intimidad para recibir al bebe: el primer encuentro entre la mamá y el bebé es un momento tan importante que se sabe que posee consecuencias duraderas sobre la relación, sobre la confianza de la mujer para amamantar y criar a su bebe y sobre el desarrollo emocional del niño. Madres e hijos tienen que permanecer juntos tras el nacimiento, es lo mejor para ambos. Si el bebe está sano todo lo que necesita es permanecer con su madre , sólo hay que separarlo en caso de una verdadera urgencia o necesidad, pero no ” porque si”. No hay que apurarse a cortar el cordón umbilical mientras siga latiendo y suministrando sangre oxigenada al bebe. Esos minutos son los que el bebe necesita para comenzar a utilizar sus pulmones sin riesgo de privación de oxigeno.