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Cómo es el desarrollo psicomotriz en los niños

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Lograr que el desarrollo del niño sea armónico es una tarea compleja en la que adquiere especial importancia en los primeros años de vida, el desarrollo psicomotor, ya que psiquismo y motricidad están íntimamente fusionados. He aquí una guía para ayudarles a estimular su desarrollo físico y emocional y conseguirlo… jugando.
Tu hijo es único, ninguno se parece a otro. Cada uno tiene su temperamento, su ritmo de crecimiento y establece una relación especifica con la madre que influirá en su futuro desarrollo motor, mental y emocional- afectivo. El desarrollo global de la personalidad lo obtendrá a través de su corporalidad. Generalmente solemos decir: ” tenemos un cuerpo”, en lugar de “somos un cuerpo”. Pocas son las personas que están integradas y sincronizadas con sus movimientos corporales, pero al niño pequeño sí que le podemos enseñar, en los primeros años de su vida, el aprendizaje de la utilización de sus músculos con una óptima calidad.Como señala Roberts: “En el pequeño la cualidad de la función muscular parece jugar un rol vital, no solamente en el estado neurológico actual, sino también en la futura integridad de toda la función neurológica” y es importante conocer dicha cualidad desde las primeras etapas de la vida para poder así obtener una óptima calidad de funcionamiento muscular.

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El tono muscular esta regido por el sistema nervioso central, y los movimientos simplemente reflejan el estado del sistema nervioso. Si se pretende obtener un cambio en el sistema muscular, previamente debemos lograr el cambio correspondiente en la corteza motriz donde se establecerán las pautas que activan a los músculos.

El tono muscular se suele definir: Normo, hipo o hipertónico.

Los niños prematuros o aquellos que haya estado largas temporadas en incubadoras, suelen ser hipotónicos.Al tocar la masa muscular se siente fofa, el llanto es más débil es mas difícil obtener el contacto visual, pueden mostrar falta de curiosidad o tener problemas en la alimentación. Todo esto traerá como consecuencia frustración, ansiedad en la madre que disminuirá la interacción normal entre madre e hijo. Los bebés nacidos fuera de término, tardíos o de madres muy ansiosas, irritables, fumadoras o medicadas suelen ser hipertónicos.Son bebés muy nerviosos con movimientos excesivos y rígidos, tienen problema en mantener prolongado contacto visual con sus madres. El contacto visual es la base para el desarrollo de las capacidades de comunicación en el niño pequeño.

El bebé tiene una capacidad de aprendizaje fascinante, muy pronto imitará los movimientos faciales y los sonidos de su madre. Es conveniente repetir los balbuceos emitidos por el bebé en forma de contestación y así se establecerá un diálogo fluido entre madre e hijo, así como proporcionar al niño unos estímulos visuales auditivos y táctiles adecuados.

Los niños adoptados posiblemente hayan prescindido de todo esto, por lo tanto adquieren una importancia relevante todos aquellos juegos que implican contacto visual para poco a poco ir abarcando todos los sentidos oído, olfato y especialmente el tacto y a través de todos ellos fomentar el contacto corporal que servirá para favorecer la interacción entre los niños y sus padres desde los primeros momentos, para recuperar el tiempo perdido sin preocuparnos de la edad que tenga el niño en el momento de la adopción.

Partimos de la base de que los niños hasta lo dos años y medio están atravesando la etapa de la inteligencia sensoriomotora según Jean Piaget; es decir, el niño aprende a través del movimiento corporal y los sentidos. Cada movimiento depende de la interrelación (interacción) de dos procesos nerviosos, esto es, la excitación y la inhibición activa; el proceso de inhibición pasiva es congénito, por ejemplo: la dificultad para dormirse es congénita, mientras que el proceso de inhibición activo debe establecerse durante el desarrollo. Esta última forma del proceso de inhibición, se manifiesta en unos movimiento disciplinados, controlados y precisos de las fuerzas motrices sencillas como gatear, andar, correr, saltar… entonces el proceso de excitación se fomenta más y formamos unos niños ágiles que disfrutan moviéndose, pero que pueden resultar demasiados vivos, inquietos y distraídos. Por lo tanto, es imprescindible que ejerza unas actividades manuales delicadas, en las cuales el proceso de inhibición activo debe estar representado.

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El desarrollo de los movimientos de las manos, adquiere una importancia especial. En el proceso de la utilización de sus manos el niño las mirará, cambiará juguetes de una a la otra y coordinará la mirada con el objeto. Durante este proceso se ve influenciada el área cerebral encargada del desarrollo del lenguaje. Por lo tanto, dando al niño la oportunidad de utilizar sus manos estamos fomentando también toda su parte intelectual.

Diferenciamos entre la fuerza motriz manual delicada y la fuerza motriz sencilla Los brazos y las manos le sirven para dos funciones primordiales: por un lado presenta una gran ayuda al moverse el niño, trepar, andar a gatas, hablamos de la fuerza motriz sencilla…y por otro realizan movimientos que implican un trabajo más delicado; es la fuerza motriz manual delicada. Desarrollando la fuerza motriz manual delicada el niño se convierte en un hombre en el más amplio sentido de la palabra. Cuando ya adquirió la madurez para coger y soltar los juguetes voluntariamente, sabrá escoger su juguete preferido y es el momento del aprendizaje del concepto “dar y recibir”, ya que es una actitud aprendida y una de los mas importantes en las pautas sociales.

Proporcionar al niño estímulos visuales, auditivos y táctiles, compartir sus juegos con risas, alegría y mensajes positivos con un gran poder afectivo tanto de parte de sus padres como de sus educadores, debe de ser nuestro objetivo más importante. La independencia comienza en su forma más elemental con el gateo, cuando el niño puede voluntariamente acercarse o alejarse de los juguetes, objetos o personas. Irá aumentando con la marcha y, según sea el comportamiento de los padres, se independizará paulatinamente, para sentirse en su salsa, sobre los tres años. La autosuficiencia es un camino lento, con sus etapas de progreso y retroceso. Este proceso es clave para la maduración del niño y por ello es un punto clave para su vida. Los padres necesitan orientación para evitar actitudes que puedan obstaculizar esta evolución. Es bueno que el niño haga cosas por sí mismo (no importa si no le salen perfectas), eso le ayudará a fomentar su autoestimulo para intentarlo una “próxima vez”. Sólo si el niño cuenta con una figura estable se sentirá seguro y deseoso de independizarse.

También es bueno saber que mientras el bebé indica algo con su dedo, pero mantiene sus ojos en la cara de mamá, no significa que esté interesado en lo que señala, sino que hay algo nuevo que ha descubierto y esto le da inseguridad. Él está pendiente de la cara de mamá: si ésta le devuelve una sonrisa y le habla suave, él volverá a recuperar la confianza (no hay peligro); pero si la madre, con pánico, le dice: “no vayas por ahí que está la carretera y es peligrosa”, él se asustará y se pondrá a llorar (no por la prohibición, sino por la expresión de la cara de mamá y su voz). El contacto corporal servirá para fomentar la interacción entre padres e hijo y recuperar el tiempo perdido, sin preocuparnos de la edad que tenga el niño en el momento de la adopción.