Entre las miles de dudas que suelen invadir nuestra mente como padres está el tema de los celulares. ¿A qué edad le doy un celular a mi hijo? ¿Si muchos de sus amigos ya tienen uno, también debo acceder yo? ¿Será beneficioso y útil que maneje un celular cuando sólo le interesan los jueguitos?
Nuestros hijos crecen y, a medida que lo hacen, como padres vamos asumiendo diferentes desafíos. Algunos podemos resolverlos con algo de planificación y cierto análisis, otros los vamos solucionando sobre la marcha. No existe escuela para padres, asique simplemente se aprende junto con los chicos, cometiendo errores y teniendo aciertos. A medida que van creciendo van teniendo mayor autonomía e independencia.
La realidad es que la edad apropiada para que los chicos tengan un celular depende de varios factores que deben analizarse en cada caso particular.
Entre estos factores están:
- Si el niño se encuentra preparado para comprender su uso como una herramienta de comunicación para una necesidad concreta
- Si sólo lo quiere por los jueguitos que pueda instalar en él
- Si es lo suficientemente responsable como para cuidarlo adecuadamente y evitar que se le rompa
- Si sabe cómo manejarse en caso de posibles robos o pérdidas
Si bien las etapas madurativas no son exactas, las mismas suelen darse dentro de un rango. Por eso, se puede decir que a mediados de la escuela primaria (a partir de los 9 años), cuando el niño ya está integrado en otro círculo fuera de primario (su hogar), podría comenzar a comprender cómo usar el celular para mantenerse comunicado con sus familiares, así como en épocas anteriores, se les enseñaba a usar el teléfono ante cualquier urgencia y/o emergencia.
En Argentina a los hijos se les suele entregar el primer teléfono cuando empiezan a andar solos por la calle (a partir de los 13 o 14 años). Sin embargo, la edad real donde la gran mayoría tienen su primer celular es a los 12 años. Incluso, hay padres que ya les dan celulares a sus hijos cuando éstos tienen 10 y 11 años, y es obvio que, a esa edad, el dispositivo no es una necesidad, sino que cumple la única función de ser un “entretenimiento”.
El primer dispositivo es herencia de sus papás, quienes suelen reponer o actualizar su equipo y les pasan el anterior a sus hijos. El smartphone, no es prioritario para los niños de entre 7 y 12 años al momento de pedir un dispositivo tecnológico a sus padres. Básicamente, entre los 10 y 14 años los chicos suelen manejar celulares económicos, mientras que entre los 15 y 17 años ya empiezan a querer los de gama media. A partir de que egresan del secundario, suelen pedir celulares más caros, de mejor tecnología y que brinden muchas aplicaciones. Es aquí cuando empiezan a querer los smartphones, iphones, etc.
Se dice que el 65% de los niños de entre 10 y 12 años ya posee un celular. Estos chicos prefieren un teléfono inteligente con respecto a uno convencional ya que lo utilizan para navegar por Internet y comunicarse vía WhatsApp. De hecho, 7 de cada 10 prefiere el chat para comunicarse con amigos y familiares lejanos, mientras que solo 1 de cada 10 adolescentes utiliza el e-mail. La mayoría de los chicos posee una línea prepaga, es decir, que se le carga previamente un saldo a consumir.
Por supuesto, no es lo mismo comprar un equipo para un pre-adolescente de 12 que para un adolescente de 17 que se encuentra en una etapa de “madurez tecnológica” ya que estos usuarios hacen un uso más depurado y selectivo del dispositivo y las aplicaciones. A la hora de elegir un aparato móvil, los adolescentes se centran en la marca y el acceso a Internet. Además, se fijan en el procesador para estar seguros de que el celular sea rápido, quieren cámara frontal y trasera con buena resolución. Los niños de todas las edades se inclinan por los modelos con pantallas de 4,5″ o más, y teclado táctil.
Al elegir el celular para los hijos, los padres deben considerar que esté elaborado con un material sólido para que sea más resistente a los golpes y caídas. Por eso mismo conviene descartar aquellos más delicados. Nunca está de más colocarle un protector o funda de silicona o similar.
A pesar de esta información que surje de las encuestas, los medios y la vida que nos rodea, cada casa es un micromundo y, convengamos que la decisión y elección sobre si conviene o no comprarle un celular a su hijo, es un asunto que sólo dependerá de los padres. No se trata de consentir al hijo con el móvil que está de moda, sino que hay que evaluar aspectos como la necesidad, la utilidad que se le dará y el costo que posee el aparato en cuestión.