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Los beneficios de dormir la siesta

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Los chiquitos necesitan descansar más que los adultos. Por eso, se aconseja que además de dormir unas 10 horas a la noche, también duerman la siesta.

Durante el primer mes los niños duermen prácticamente todo el día despertándose solo para las tomas. Después y hasta los 6 meses duermen una media de 20 horas diarias. Los bebés que tienen menos de 1 año es muy probable que duerma 2 siestas, aparte de las horas nocturnas. La primera suele ser por la mañana y la segunda por la tarde. Según vayan transcurriendo los meses (generalmente a partir del año y medio/2 años) se irá paulatinamente suprimiendo la siesta mañanera pero la de la tarde conviene mantenerla hasta que cumpla los 4 años de edad. Ya a partir de los 5 años, es muy factible que no quiera realizar siesta alguna. Esto es a modo general, ya que al igual que sucede con los adultos, que algunos necesitan dormir más que otros, lo mismo pasa con los pequeños.

Por eso, tenemos que conocer a nuestro hijo y fijarnos un poco en cómo le afecta la siesta de la tarde. ¿Le ayuda a estar más despejado el resto del día? ¿Lo pone de mal humor o todo lo contrario? ¿Tiene después dificultades para conciliar el sueño por la noche? Una pista que te puede ayudar es que los niños hasta los 5 años tienen que dormir al menos 12 horas diarias, que las duerma seguidas o no ya no es tan relevante. Por ejemplo si el chiquito duerme esas horas seguidas por la noche, probablemente no necesite una siesta a la tarde. Si duerme menos horas por la noche, entonces necesitará de una “siesta reparadora”. Es importante que la siesta por la tarde no sea muy cercana a la hora de dormir por la noche para que no les afecta en el sueño posterior. Desde los 6 a los 12 años, los niños ya no necesitan tantas horas de sueño y con 10 -12 horas por la noche bastará. Igualmente, hay muchos casos de chicos que necesiten aún una siesta por la tarde, sobre todo aquellos que realizan deportes o actividades que demandan esfuerzo físico.

9 meses y 6 dias b

Beneficios de la siesta:

Mejora el descanso nocturno y reduce la irritabilidad

Algunos padres no quieren que sus hijos duerman de tarde porque dicen que después tienen dificultades para hacerlo de noche. Esto no es así ya que, en niños pequeños dormir una siesta corta es beneficioso para el sueño posterior. Es más, si a esos niños les cuesta después dormir por la noche es porque llegan demasiado cansados a la hora de dormir, entonces ya están nerviosos e irritables, “pasados de vuelta” y así se les dificulta conciliar el sueño nocturno. Incluso si se durmieran, tendrían más posibilidades de sufrir terrores nocturnos,  (se despiertan gritando y moviéndose en la cama). Esto se debe a que al estar el cuerpo más cansado de lo normal realiza una fase de sueño profundo más larga, y como es tan intensa, al cambiar de una fase a otra, se manifiestan en el cuerpo todas esas reacciones de tensión.

No debemos obligarlos a dormir la siesta, pero sí hacer que tengan ganas de hacerlo. No debemos confundirlos con las pesadillas que pueden aparecer independientemente de que el niño esté o no esté cansado. Si no quieren dormirse (y observamos que bosteza, se frota los ojos, se pone de malhumor, se queja…etc), una buena opción es que al menos vayan a su cuarto, se relajen, jueguen o lean y se recuesten en la cama (o leerles nosotros un cuento). Con esta pequeña sugerencia los niños irán más relajados a la habitación porque ya no les estás obligando a dormir, sólo es una opción. Es altamente probable que luego de un rato, terminen durmiéndose.

Para asegurarnos de que la siesta no interrumpa el descanso nocturno tienen que realizarla temprano, asique lo ideal es que sea justo después del almuerzo. Tampoco puede durar más de una hora, así tiene toda la tarde por delante para “cansarse” de nuevo, gastar energía.

Los bebés duermen a la vez que crecen

Cuando los niños duermen se segrega la hormona GH (hormona del crecimiento), por lo tanto no es bueno interrumpir el descanso de los bebés. Deben despertarse siempre por ellos mismos cuando quieran comida. Somos los adultos los que tenemos que adaptarnos a ellos, a sus horarios.

El sueño ayuda a consolidar conocimientos: mientras dormimos vamos reteniendo todo lo que hemos aprendido durante el día. Lo mismo ocurre en los niños. Si no tenemos un sueño reparador no almacenamos bien la información. En edades preescolares los niños están absorben muchos conocimientos en poco tiempo y el sueño será fundamental para consolidar correctamente la información.