Aunque muchas piletas admiten a bebitos desde los 5 meses, hasta los 3 años los niños no son capaces de adquirir autonomía en el agua ni desarrollar los movimientos propios de la natación. Además, a esta edad los pequeños ya atienden a las explicaciones del monitor y pueden dirigir sus movimientos conscientemente.
La primer regla es no forzarlos, ya que es contraproducente. Lo único que se puede hacer para ayudar al niño a vencer su temor es convencerle de que en la piscina no pasa nada. Luego, es bueno que vea a otros niños jugando en la pileta, enseñarle el material auxiliar que le ayudará a mantenerse a flote y asegurarle que siempre contará con el apoyo y los brazos de su profesor/a. También podemos pedirle que tire juguetes al agua para que vea cómo flotan. El paso siguiente es meterse con él en el agua. Pedirle que vaya soltando las piernas y los brazos de forma que solo le sujetes por debajo de las axilas. Puede jugar a salpicar con las manos o entretenerse con un juguete. Si después de 2 o 3 clases sigue negándose y llorando desconsoladamente, lo mejor es que vuelva a intentar asistir al año siguiente.
Una vez familiarizado con el agua, tiene que adaptarse a ella. Después de varias clases, el niño percibe diferencias en el peso corporal, entiende el concepto de equilibrio y cómo lograrlo, aprende a respirar. Pero todo lleva su tiempo y, aunque algunos avanzan muy rápido, lo normal es que tarden al menos dos meses en aprender a nadar con material de apoyo. Para que puedan nadar sin ayuda, la media de tiempo varía mucho de un niño a otro. Depende del desarrollo de sus habilidades motoras y de la propia iniciativa del pequeño. En cualquier caso, por regla general, en poco más de un año suelen ser totalmente autónomos en el agua.
Material de apoyo para aprender a nadar:
- Cinturón de tablas: es un cinturón con tablitas pequeñas que se pueden quitar y poner. El niño se mantiene a flote y puede moverse con libertad.
- Tablas en el bañador: cuando ya no necesita casi ayuda para mantenerse a flote, las tablas se introducen en su bañador.
- Tabla de corcho: Sirve para ejercitar las piernas mientras se mantiene la cabeza y la parte alta del tronco por encima del agua.
- Barras de flotación: son barras de espuma flexible a las que el peque se agarra para practicar movimientos.
Ya NO se utilizan:
- Aros flotadores: es difícil dar con el tamaño adecuado (no puede ser grande porque el niño puede colarse a través de él, ni pequeño porque puede causarle rozaduras y heridas). Si el niño se da la vuelta con un flotador puesto, es difícil que pueda volver a salir a la superficie sin ayuda. El flotador dificulta el movimiento de cintura para arriba.
- Bracitos: son bárbaros para los bien chiquitos, pero los mayores que están aprendiendo a nadar acaban “colgándose” de ellos, lo que les resta agilidad para moverse con libertad por el agua.
- Burbuja: solo tienen un punto de apoyo en flotación, la espalda, deforma que el peso del niño queda descompensado. Aunque le ayude a no hundirse, no permite el equilibrio adecuado.