Durante el embarazo la piel refleja los cambios internos del cuerpo. El acné es característico de esta etapa en algunas mujeres y por lo general desparece o disminuye luego del parto.
El acné no es un problema dermatológico que se sufre únicamente en la adolescencia. Muchas mujeres vuelven a experimentar un brote de esta alteración de la piel cuando se quedan embarazadas, especialmente en el primer trimestre de gestación. Hay que tener en cuenta que el embarazo representa una alteración importante de las hormonas de la mujer, y éstas son las principales responsables del estado de su piel. Por eso, si no funcionan normalmente, la dermis se vuelve más grasa y pueden aparecer brotes de acné, tanto en la cara como en el cuerpo.
Entre otros cambios notorios en la piel, el acné es uno de los más molestos estéticamente durante el embarazo. Puede que se manifieste sobre todo en el primer trimestre o que se acentúe en las mujeres que ya lo sufrían antes de quedar embarazadas. El aumento de la producción de aceite en las glándulas sebáceas a causa de los cambios hormonales característicos de este periodo, hace más fácil la obstrucción de los poros y la consecuente aparición de esos molestos granitos en rostro, espalda y/o cuello.
Se calcula que alrededor del 40% de las embarazadas padecen acné durante el período de gestación. La causa de esta alta incidencia es doble: por una parte, los cambios que experimenta el cuerpo durante el embarazo y, por otra, la predisposición genética de la mujer. Quienes tienen antecedentes de acné en la familia, o lo han padecido de manera importante en su adolescencia, tienen muchas más posibilidades de experimentar un brote cuando se hayan quedado embarazadas. En algunas ocasiones, incluso, puede aparecer en sus formas más severas, como los comedones.
Si bien durante el embarazo lo ideal es evitar cualquier tipo de tratamiento que no sea muy necesario, la limpieza de la piel y el peeling pueden realizarse con productos suaves e inocuos. Si la intención es recurrir a un especialista o adquirir algún producto para hacer la limpieza en casa, lo mejor es consultar previamente con un dermatólogo de confianza capaz de orientar y recomendar lo más adecuado para esta etapa.
El acné no deja de ser un problema estético que puede hacer disminuir la autoestima de la mujer embarazada, pero no tiene consecuencias en su salud. En cambio, los tratamientos médicos que se usan para eliminar estos granos, sí que pueden resultar perjudiciales para la salud del futuro bebé.
Hay que tener en cuenta que, incluso los medicamentos o cremas que se venden libremente en cualquier farmacia, son susceptibles de provocar problemas en un embarazo. Por lo tanto, siempre hay que consultar con el ginecólogo antes de aplicarse cualquier tratamiento dermatológico destinado a curar un acné aparecido durante el embarazo. Y las precauciones deben extenderse a después de dar a luz, ya que durante la lactancia la ingestión de ciertos medicamentos por parte de la madre también puede perjudicar la salud del bebé.
Uno de los medicamentos para el acné que no debe tomar una embarazada bajo ningún concepto es la isotretinoína, ya que tiene consecuencias muy graves en el feto, incluyendo la posible aparición de malformaciones.
Si una mujer no sufre un acné demasiado exagerado – o no le preocupa en exceso tenerlo – los médicos recomiendan que no tome ningún tratamiento, por muy ligero que sea. El primer consejo es tener una higiene adecuada del rostro, y de las zonas del cuerpo donde aparezca el acné. Únicamente con una limpieza diaria, se puede conseguir evitar la acumulación de aceites y de bacterias en los poros de la piel. También, es una excelente medida de prevención evitar tocarse los granos continuamente, ya que haciéndolo podemos hacer salir el pus que contienen y favorecer, de esta manera, la aparición de más granos en la misma zona.
Se puede optar por algunos cuidados caseros naturales y preventivos:
- Tomar mucha agua e incorporar bastante líquido al cuerpo a través de la ingesta de distintas frutas para purificar el organismo, haciendo una dieta saludable.
- Mantener la piel libre de impurezas realizando dos limpiezas diarias (una por la mañana y otra por la noche) con un jabón suave y productos recomendados por el médico (como algunos productos de venta libre para tratar el acné contienen ingredientes que no son seguros para usar en el embarazo, es importante siempre consultar con el médico antes de usarlos). Si el acné es muy severo, tal vez el obstetra te recomiende un dermatólogo.
- No tocarse los granitos, frotarlos ni pellizcarlos, porque de esta manera se propagan aún más y pueden hacer que queden marcas en la piel.
- Al elegir una crema humectante, que no tenga ningún tipo de aceites.
- Los maquillajes a base de agua en lugar de a base de aceite son los mejores en estos casos. Y en la etiqueta deben especificar que son “no comedogénicos”, es decir, que no tapan los poros, lo que causa espinillas, puntos negros y nuevos brotes.
- Es muy importante lavarse la cara antes de dormir, sobre todo si se usa maquillaje.
Más allá de los cuidados, es importante tener en cuenta que se trata de algo temporal con una fecha de vencimiento cercana. Por eso hay que tomárselo con calma y no desesperar para poder disfrutar plenamente de esta etapa.