Si nos basamos en la premisa de que los niños pequeños no saben sonarse la nariz, es normal que cuando tienen la nariz llena de mucosidad, respiren con dificultad. Además, como no saben respirar por la boca, la mucosidad nasal es especialmente molesta y les puede dificultar el sueño y la alimentación. Por lo tanto, el lavado nasal es “el pañuelo” para ayudar a los bebés a aliviarlos de la mucosidad nasal. Su frecuencia, si nos basamos en el sentido común, está clara: tantas veces cómo lo necesite y si la mucosidad le incomoda.
¿Cómo se realiza un lavado nasal?
Los lavados nasales frecuentes suelen ser una tortura para el niño. Saber cómo y cuándo realizarlos es importante. Es una técnica sencilla que consiste en aplicar una solución salina por la nariz con el fin de eliminar la mucosidad.
Hay varios sistemas para hacer los lavados nasales en niños. Todos los métodos son válidos siempre que se realicen de la manera adecuada. Un método no es mejor que el otro. La elección dependerá de la preferencia de los padres y con cuál se manejen mejor. Tenemos dispositivos en forma de spray nasal con distintas fuerzas según la edad del niño y los preparados monodosis que tienen un adaptador específico para hacer los lavados.
La mejor manera de realizar el lavado es tumbar al niño de lado sin reclinar la cabeza hacia atrás. Hay que sujetarlo con firmeza porque no sueles gustarles mucho y echar la solución salina por el orificio que queda arriba, sin titubeos. Una vez que ha entrado el líquido se le puede incorporar o sentar para favorecer la expulsión de la mucosidad. Esta misma operación se repite en el otro orificio nasal, girando la cabeza hacia el lado contrario.
En el mercado hay varios tipos de soluciones salinas para relaizar el lavado nasal:
- suero fisiológico
- hipertónico
- agua de mar
En realidad, tienen una eficacia similar y los diferencia la concentración de sal en la solución (entre 0.9 al 2.3%). Parece que cuánto mayor es la concentración de sal, mejor arrastra la mucosidad por la fuerza de ósmosis, pero esto todavía no está del todo demostrado. Hay que tener en cuenta que no debemos usar soluciones hipertónicas en menores de seis meses.
Es muy frecuente oír a los papás en la consulta decir “con cierta satisfacción” la cantidad de mocos que le han aspirado a su pequeño. En las farmacias venden aspiradores nasales de varios tipos, los más populares son los que tienen forma de pera o manguera.
Son útiles, pero deben usarse con mucha moderación. Hay que decir que la aspiración frecuente no es un buen hábito, ya que puede secar o lesionar la mucosa nasal, inflamarla y causar justo el efecto contrario al que buscamos: generar más mucosidad, empeorando el problema. Siempre es de suma importancia consultar con el pediatra.
La aspiración, además, si se realiza con mucho entusiasmo, puede causar sensaciones desagradables en el oído. Así que es mejor limitar su uso a un máximo de una o dos veces al día y solo en el caso de presencia de mucho moco que se ve, pero no se elimina tras el lavado, limitando la presión de succión.
Consejos útiles
- Comprar suero fisiológico o agua de mar de tamaño pequeño, así evitaremos la utilización del mismo dispositivo catarro tras catarro y la contaminación por gérmenes.
- Cada miembro de la familia debería usar un dispositivo diferente para evitar contagios.
- No se debe realizar el lavado nasal con el niño recostado boca arriba ya que se corre el riesgo de empujar el moco hacia el oído, favoreciendo el desarrollo de otitis. De ahí la importancia de realizar los lavados con la cabeza ladeada.
- Lo ideal es realizar los lavados antes de dormir y antes de las tomas en los bebés.
- No realizar lavados si el bebé está cómodo o no tiene mocos. Eso quiere decir que no los necesita.
- Suele ser suficiente aplicar entre 1,5-2 ml en cada fosa nasal en niños pequeños y máximo 5 ml en mayores.
- La sensación será menos desagradable si el suero está a temperatura ambiente, es decir, nunca frío.
- Si la nariz está muy obstruida, se puede echar un poco de suero, masajear para reblandecer la mucosidad y volver a repetir la instilación de suero.
- Si el niño es mayor, puede realizar él solo el lavado.
- Es normal que tras el lavado el niño tosa o estornude.
- No hay que preocuparse si se tragan parte de la mucosidad.