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Los diferentes tipos de llanto de los bebés

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Mucho se ha teorizado sobre el llanto del bebé, un tema que trae de cabeza a la mayoría de padres, sobre todo si son primerizos. Calmar el llanto del bebé se convierte en una prioridad, sobre todo cuando el bebé se halla enfermo. Veamos a continuación cómo, según el tipo de llanto del bebé, éste puede indicarnos qué trastorno lo causa.

  • El llanto fuerte

Es menos preocupante que el llanto débil o la ausencia de quejidos, casos en los que el debilitamiento indica urgencia médica.  Cuando el bebé llora por la noche, sobre todo si está acatarrado, se trata de un llanto difícil de calmar, debido a un intenso dolor de oídos.  En bebés amamantados puede resultar un gran alivio entrar en contacto con el pecho de mamá, por el calor que éste transmite. En bebés que no están habituados a la lactancia materna, aplicarles calor local con la mano o con una toalla empapada de agua caliente bien escurrida también puede funcionar, sobre todo, si los arrullamos y acurrucamos. Si el llanto persiste, sería recomendable acudir al médico, que seguramente nos recetará un antitérmico para atajar la dolencia del bebé.

  • El llanto débil

Cuando el bebé lloriquea o apenas se queja pero está pálido, suda sin hacer ningún esfuerzo y presenta un mal estado general hay que acudir urgentemente al médico.

  • El llanto nocturno

En ocasiones, el bebé se despierta en medio de la noche asustado y llorando porque probablemente ha sufrido una pesadilla. Las palabras suaves, las caricias y los abrazos serán el camino para que el bebé vuelva a dormir tranquilo.

  • El llanto desconsolado, in crescendo

Sin previo aviso, los bebés pueden iniciar un llanto desconsolado que aumenta de tono en poco tiempo.
Cuando les duele algo, los bebés lloran con la boca abierta y la barbilla les suele temblar. Se trata de un lloro agudo, estridente y continuado. Si, además, el bebé se toca la zona que les causa el dolor, podremos dilucidar qué les duele o molesta y actuaremos en consecuencia. Si el llanto no cesa, acudiremos al médico. Mientras, consolaremos al bebé meciéndolo suave y ritmicamente o, en caso de que se trate de un bebé amamantado, apostaremos por ofrecerle el pecho para relajarlo.